«Me gustaría dedicar estos versos a mi amigo del alma Aurelio, conservo en la memoria cuando recién entraba en la calle Icod, donde vivías y no era bien recibido por los perros callejeros que la custodiaban. Por tantos momentos vividos, también “sufridos”, gracias».
NO TE LLAMO PATRIA
No te llamo patria, pues dejas aisladas las dudas de gentes sin pan. No te llamo patria, porque mi casa, inundada por su techo de cartón, se derrite y queda soldada al barro del suelo.
No te llamo patria, porque las calles que conducen al colegio, son barrancos interminables que acaban en féretros clasistas. No te llamo patria, porque solo tengo una camisa, roja si se le mira desde lejos, blanca si se le obliga a empuñar espada.
No te llamo patria, pues veo a las madres lavar en las aceras estrechas, y a los hombres tragar unas promesas que nunca llegan. No te llamo, porque en tu bandera, no pintan los colores del pueblo, ese pueblo forjado con penas y llantos libertarios.
No te llamo patria y disculpadme, pues aunque mis pies descalzos, acaricien estas llanuras, será mi locura, será mi memoria nostálgica, pero no serás nuestra patria, hasta que de tu vientre hinchado nazca la libertad, hermana de la igualdad, que tanto deseamos ver con ojos de esclavos.
González Cabrera, Jonay. Los abismos de cal. Puerto del Rosario, Fuerteventura: Servicio de publicaciones, 2020.