Anhelo
Cuando su hija desapareció, Samuel comenzó a escribirle cartas a diario. Todas las conversaciones que habrían tenido permanecían guardadas en un cajón de su escritorio. Con los años y la desolación, el anciano falleció, heredando su único hijo, el hogar familiar.
Sergio comenzó a recibir cartas en respuesta a las que su padre nunca envió. Cartas llenas de anhelo y tristeza. La última estaba dirigida a él, avisando que pronto tendría visita.
Muy pronto.
González Herrera, Yurena. Carcoma. Baile del Sol, 2020.
[…] Carcoma, ya lo avisa el título, resulta un libro de sobresaliente voracidad porque sabe contagiar en el lector una incierta incomodidad que pesa en cada uno de sus relatos. Dividido en cinco secciones: «Caja de insectos», «Desperdicio cero», «Patrón larvario», «Entre la savia» y «Triturador de pesadillas», se nota y se aprecia que la obra está escrita a modo de exorcismo con el fin de perseguir y acabar con los demonios que a todos nos asaltan de tanto en tanto. Y no hay tregua con ellos. Destaca de estas historias que no llegan ni a media página la capacidad que tiene la escritora para condensar en tan pocas líneas tanta experiencia. La labor de sintetizar estos universos, muchos de ellos salidos de un mal sueño o una pesadilla, es notable sobre todo porque producen una sensación de inquietud que obliga a repetir la lectura de la mayoría de los textos, si no de todos. […]
Eduardo García Rojas (crítico literario)
[…] Hay algo onírico —de pesadilla lúcida— en el ambiente que va de un microrrelato a otro, algo de consciencia intensificada, alterada, de percepción hipersensible y extendida que conforma el estilo y la expresión, como un paisaje anímico y su contexto, hay algo extraordinario en la mirada sobre la intrahistoria, sobre lo cotidiano, que nos permite intuir lo real, lo silenciado o lo que no se quiere mirar atentamente porque apabulla y horroriza.
Con gran acierto, a mi parecer, Yurena González no solo localiza dónde está la carcoma de nuestro tiempo póstumo, post-humano, sino que la aísla y muestra, con discreción, rehuyendo lo escabroso, lo espectacular, de la tendenciosa comunicación social o cultural actual. Esa discreción, por otro lado, permite acercarse hasta rozarla, a la herida de sentido de este vivir nuestro. Lo hace con impecable dominio poético y narrativo. Con la hospitalidad al lector que le permitirá entrar en las pesquisas, en los relatos, aportando una palabra, una sensación, un ver, lo que va siempre más allá de lo verosímil, de lo previsible, de lo ingenuo o presentido. […]
Víktor Gómez Valentinos (escritor y editor)