Francisco Juan

Quevedo

 

Nombre y Apellidos: Francisco Juan Quevedo
Nacimiento: Las Palmas de Gran Canaria, 1963
Categoría: Narrativa
Formación:

Profesor Titular de Literatura Española en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Doctor en Filología Hispánica

 

Colaboradora: Casandra González
Fecha de la publicación: 31/05/2021

Hoy tenemos una cita con Francisco Juan Quevedo (Las Palmas de Gran Canaria, 1963). Es Profesor Titular de Literatura Española en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y Doctor en Filología Hispánica. Sus estudios se centran en la literatura española (desde el realismo hasta la actualidad), así como en la literatura canaria y en la lengua y la literatura española para su aplicación en la enseñanza. Asimismo, es autor de diversas novelas, entre las que destaca El dulzor de la tierra, por la que recibió el Premio Benito Pérez Armas 2005.

Tras esta breve presentación, y para comenzar con la ronda de preguntas, damos una calurosa bienvenida a nuestra pequeña tertulia a Francisco Juan Quevedo. Comenzamos con la primera: ¿Cómo fueron tus inicios profesionales?

Empecé a escribir, como creo que lo hacemos todos, cuando era un adolescente. Eran poesías muy malas, de las que no conservo ninguna; no porque las haya querido destruir, sino porque se me extraviaron y, de verdad, no recuerdo dónde se encuentran. Han desaparecido, mejor. Luego, ya más tarde, demasiado tarde, con los treinta bien avanzados me decidí a volver a escribir, pero ya seguro de que mi formato era la narración, sobre todo la novela, donde me siento más cómodo.

En esos inicios de la escritura, ¿cómo y en qué momento nace tu proceso creativo? Es decir, ¿qué es lo que te impulsa a escribir, a crear? ¿Por qué?

Yo no soy un escritor profesional, vivo y me apasiona mi trabajo como profesor de literatura. Digo esto porque, creo, que podría vivir sin escribir; no le otorgo, como Juan Ramón Jiménez, a la creación literaria un papel casi redentor. Sin embargo, me impulsa a escribir el placer de inventar. La literatura me parece una forma fantástica de hacer magia. Con unas palabras dispuestas en un orden concreto —no puede ser otro— emerge una historia, un mundo nuevo, unos personajes que no existían antes. Me divierte mucho este proceso mágico. También, pongámonos algo trascendentes, me ayuda a contemplar y comprender la realidad y a sentir que aporto a los lectores con mis libros una —minúscula si se quiere— herramienta para reflexionar sobre la vida que nos rodea. Para mí la mejor manera de intentar comprender esta vida, sin duda, es a través de la ficción.

Tratando la disyuntiva entre la libertad creativa y lo políticamente correcto, ¿se debe eliminar de la creación pasajes en los que se representan casos de violencia machista, como los que suceden actualmente, en aras de una concepción políticamente correcta de tolerancia cero contra la violencia machista?

Creo que cualquier persona con un mínimo sentido común debe estar al lado de los oprimidos; es decir, en contra del racismo y en defensa en la lucha de la igualdad de la mujer, de los homosexuales y del resto de colectivos que, de manera atroz, se han visto perseguidos, castigados, durante siglos. Sin embargo, como escritor y también como lector, no me parece la mejor opción restringir la libertad creativa en aras de una expresión políticamente correcta. El hecho de prohibirte como escritor que en tus obras no aparezcan escenas de machismo no solo es una censura, con todas las connotaciones que conlleva esta palabra, sino que adulteraría la realidad como fuente de toda escritura. Además, no sé si para los propósitos de estos colectivos laminados históricamente sería conveniente velar en la literatura los oprobios que sufren. Podría ocurrir que si así se hiciera dentro de cien años se viera a través de los libros de esta época que en 2021 ya habían alcanzado todos sus objetivos y que, por fin, disfrutaban de una libertad e igualdad de derechos plenas; lo cual no es cierto.

Comentabas anteriormente que la literatura es un proceso mágico. ¿En qué medida ha marcado la insularidad de tu hacer literario?

Pues no más allá de lo que significa vivir en una isla en medio del Atlántico. Quiero decir que es innegable que la isla, o las islas, salen por todos nuestros poros en cualquier ámbito, desde nuestra manera de hablar o de percibir la luz o el mar. Pero, por otro lado, no me siento aislado, creo que tenemos la gran suerte de residir en un archipiélago dotado, más allá de la belleza paisajística y la benignidad climática, con una cultura mestiza —aborigen, española, europea, americana, africana; en definitiva, atlántica— tan rica, tan cosmopolita, que me hace sentir muy canario; pero también muy entroncado con este triángulo de Europa, América y África que tienen en común el Atlántico.

¿Con qué autor/a te gustaría colaborar, hoy por hoy, si tuvieras la oportunidad?

Si con colaborar te refieres a escribir a cuatro manos una novela, pues en lo que respecta a Canarias me gustaría hacerlo con Emilio González Déniz —por cierto, es una idea de la que hablamos en su momento, pero no llegó a cuajar. No sé si más adelante podrá llegar a buen puerto—. En el ámbito más amplio de la novela española en general, el elegido sería Eduardo Mendoza; y ya, como se trata de soñar, pues desde el punto de vista de la literatura universal con Haruki Murakami.

¿Qué opinas sobre el frenético ritmo de vida actual y el papel tan importante que juegan las redes sociales en la comunicación? ¿Y en relación con la literatura?

Umberto Eco lo definió bastante bien, vivimos en el periodo histórico en el que más información se acumula a nuestro alrededor; pero eso, la cantidad digamos abusiva de información se convierte en lo que el semiólogo italiano concebía como “ruido” porque no nos permite centrarnos en una noticia, en un reportaje, en un libro con el tiempo y la calma necesarios para ahondar en sus páginas y, por lo tanto, entender de la manera más idónea sus contenidos. Me viene a la mente unos versos de “La prueba”, el poema de Antonio Colinas: “Entra en él con cuidado y sal sin prisas, / mas nunca se te ocurra abandonar la senda / que desciende y desciende y desciende”. 

Sí, por supuesto, vivimos en un mundo frenético. En realidad, desde que a finales de XVIII y a comienzos del XIX arranca la Revolución Industrial, entró en escena el concepto de velocidad en todos los sectores y eso se ha inoculado, de modo perjudicial, en las exigencias que nos persiguen casi desde que nacemos. 

En cuanto a las redes sociales, es innegable que están ocupando un espacio que va desplazando al que yo conocí, con el que me crie —cine en salas de cine; libros, tebeos y periódicos de papel; radionovelas; televisión solo con dos cadenas y a partir del mediodía hasta la noche, la hora del himno nacional—. Yo asisto con cierto asombro y estupor al avance de estas tecnologías que deparan youtubers e influencers, que son para mí como seres de otra dimensión. Vivo así, sabiendo que el futuro que llega no es el mío; no lo percibo de modo trágico, intento saber lo mínimo de estas nuevas tecnologías, lo que me permita no sentirme como en una cueva; pero intentando aferrarme lo más posible a los utensilios antiguos.

La literatura no morirá nunca, el ser humano siempre ha tenido la necesidad de inventar historias y de que se las cuenten. Lógicamente, lo que cambiará son los formatos en los que se sustente la literatura. Durante mucho tiempo la literatura fue solo oral hasta que llegó el papel. Las nuevas tecnologías producen y producirán nuevos sistemas que harán que cambien los modos de comunicación y con ello también la literatura, pero no hay que alarmarse por ello. He asistido como jurado a un premio de microrrelatos de mensajes de móvil y algunos he de reconocer que eran muy ocurrentes, muy literarios. Por otro lado, la facilidad de leer libros en formatos electrónicos facilitará —si no lo hace ya, lo desconozco— la lectura de una novela en la que se podrá conectar un pasaje con imágenes virtuales o con efectos musicales. “Cosas veredes”.

En la actualidad, las personalidades que se dedican al mundo literario se ven abocadas a competir con otras de diversos ámbitos para conseguir una mayor visibilidad en estos medios. ¿Crees que el trabajo colaborativo es una buena estrategia para reforzar todas las voces?

Cuando terminé mi primera novela, Las Palmeras, me topé de repente con una realidad con la que no contaba por ingenuidad o simplemente por falta de experiencia. Me refiero al proceso de publicación. La tarea del escritor, de ahí su nombre, debe ser la de escribir, no la de luchar a brazo partido con editoriales, premios, agentes literarios, para que su producción salga a la luz. Pero ya caído del guindo te das cuenta de que la literatura —si quieres claro que tu obra se conozca y se lea; otra cosa, igual de lícita, es que se escriba para guardarlo en carpetas o archivos de ordenador— no es más que otro negocio sujeto a los intereses comerciales para lo bueno y lo malo. Quiero decir con esto que si una editorial cuenta contigo se supone que es porque confía en la calidad de tu obra tanto que sabe que le va a proporcionar beneficios. 

He hecho esta introducción porque creo que esta pregunta se responde con el concepto de literatura como negocio. Por supuesto que, como cualquier otro producto comercial, si tiene más visibilidad es más susceptible de ser adquirido. 

Si por trabajo colaborativo consideras una relación entre artistas de varios campos, por supuesto que creo que resulta eficaz. Son muy frecuentes, por ejemplo, las exposiciones de pintura con textos literarios, con lo que se benefician tanto el pintor como el escritor.  

¿Cómo ves el panorama literario en Canarias?

Muy bien, con mucho dinamismo y proyección. Salvando las dificultades propias de las editoriales canarias para poder publicar —que prueba la constancia y el buen quehacer de los editores—, observo una producción intensa y valiosa por parte de autores ya consolidados a los que se les ha unido un elenco de jóvenes que son ya firmes realidades. Me ha producido gran satisfacción, por ejemplo, el fenómeno editorial que ha supuesto Panza de burro, que ha entrado en la lista de los libros más vendidos de España en los últimos meses.

Estamos creando una colección de arte para nuestros lectores. ¿Qué obra artística canaria no puede faltar en la colección de Tertulia y Arte? ¿Por qué?

El Poema del Mar, de Néstor Martín-Fernández de la Torre, en concreto Mar en reposo, porque ahí está toda la esencia del modernismo —con su eclosión de sensualidad y color— imbricada con el mito del Atlántico. Además, porque es hermosísimo. Es una gran suerte poder contar con estos lienzos de Néstor en su museo, que espero reabran ya pronto después de su rehabilitación.  

La carrera literaria, como cualquier carrera profesional, además de  cierta formación o preparación y maestría, también requiere ciertos apoyos para poder alzar el vuelo. Nos gustaría saber quiénes te han apoyado o cuáles han sido tus apoyos tanto personales como profesionales a lo largo de tu trayectoria literaria.

Fundamentalmente, mi familia, sobre todo mi mujer, Angie, que no solo me ha permitido que me pase horas y horas delante del ordenador escribiendo, sino que es mi primera lectora y consejera y la que se dedica a conectar con todo el mundo para que asistan a las presentaciones de mis nuevos libros; a mí esto me da mucha vergüenza.

Por supuesto, no me puedo olvidar de mi compañera de despacho, Genoveva Torres Cabrera, que es mi correctora oficial; ni de Plácido Checa —ni de su equipo—, director de la editorial Cam-Pds, que se ha convertido en mi editor de cabecera. 

Y en especial, desde el punto de vista profesional, literario y amistoso, he contado siempre con el apoyo de mi profesor lagunero, escritor y político Juan-Manuel García Ramos.

¿Cómo proyectas o visualizas tu futuro?

Pues más o menos como ahora, dedicado a la enseñanza y escribiendo sin prisa pero sin pausa. Espero terminar por fin este año una novela que me ha llevado más tiempo del que pensaba; pero lo importante es finalizarla y sacarla a la luz. Después, tengo la cabeza llena de otros proyectos, pero ya se verán en su momento.

Finalmente, y para despedirnos, solo nos queda darte las gracias por dedicarnos este ratito. Ha sido un placer descubrir un poco más de ti y de tu hacer literario. Te deseamos mucha suerte en tus futuros proyectos. Hasta la próxima tertulia.

Gracias por invitarme a tertuliar con ustedes. Eso, hasta la próxima tertulia.

Currículum

Últimas publicaciones

2020

  • La casa amurallada, Cam-Pds Editores, Las Palmas de Gran Canaria

2017

  • Robo a mono armado en el museo Néstor, Cam-Pds Editores, Las Palmas de Gran Canaria

2016

  • El tatuaje de Penélope, CAM Pds Editores, Las Palmas de Gran Canaria

2009

  • La noche de fuego, CAM-Pds Editores, Las Palmas de Gran Canaria

Premios

Premio Benito Pérez Armas por su novela El dulzor de la tierra, 2005

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