Hábitat para el Espacio Profundo

Hábitat para el espacio profundo, es un proyecto artístico relacional e instalativo, que se inicia con una propuesta reflexiva: Sí mañana te invitaran a ir a Marte ¿Cuál sería tú equipaje? 

Esta pregunta realizada a más de una treintena de personas genera un proyecto colaborativo, un archivo antropológico indefinido, una acumulación de cajas y objetos que generan un imaginario colectivo. Una recreación simbólica de lo esencial  para supervivencia de lo humano, de lo social, redefiniendo conceptos como territorio, propiedad, migración o colonización.

Exposición comisariada por Sonia Cabrera, con la colaboración de Jorge Ruíz Falcón, Sofía García Joaquim, Fran Ruiz Falcón, María Abía Rodríguez, Noelia Rodriguez Hndz, Tatiana Ribell Alonso, Manuel Ángel Pereda Viña, Nidia Van Allen, Igone Urquiza Valiente, Pedro Déniz, Luis Lanchares Lanchares Bardaji, Luis Eduardo Carballo Pérez, Silvia Zurro, Davinia Jiménez Gopar, Analía Beltrán i Jades, Pilar Gonzalez Concepción, Cristina Molowny, Cristina Suarez, Guayarmina Rijo Molina, Abraham Riverón Miranda, Mabel Martín, Javier de la Rosa, Sylvain, Macarena Guijarro del Castillo, Belén Ingiro, Jorge García

En este proceso, de la investigación y la reflexión apareció un nuevo campo de trabajo: aquello que nos llevamos sin ser conscientes de ello. Un equipaje inconsciente e invisible, pero que sigue siendo físicamente real y tangible, en vez del equipaje consciente abordado en la génesis del proyecto. 

Los espacios que nos rodean están llenos de comunidades fúngicas y bacterianas. El propio cuerpo alberga hordas de bacterias, conformando un «superorganismo» que se compone de uno mismo y sus microbios. A dondequiera que uno vaya, esas bacterias van; cuando uno se alimenta, también ellas están siendo alimentadas. Estas colonias, no forman un ecosistema independiente sino que están plenamente integradas en nuestro microbioma, son una parte indivisible y responsable del correcto o incorrecto funcionamiento de múltiples funciones vitales. Este concepto de micobioma, me interesa, ya que no solo somos ese supra-organismo sino que ese organismo esta e interrelación con otros organismos, alterando interrumpidamente los distintos microbiomas que a su vez componen un bioma. Cual membrada que lo envuelve todo y afecta al todo. 

Si analizamos un hábitat ideal, dónde aclimatarse y reflexionar acerca de una mejor civilización, habrá que analizar los propios hábitats, rebuscar en la memoria… ese “algo” que te hace sentir cómodo, seguro, cobijado, refugiado… para ello solicite a mi madre que hiciera memoria de nuestros hogares, de las arquitecturas que nos cobijaron.

En este caso se muestra la caja / proyecto Memoria VS Olvido de 2018, solicitada a mi madre la artista Sofía García Joaquim. En esta instalación, tras un arduo ejercicio de memoria, Sofía nos muestra su recorrido vital, plasmado en un total de 96 dibujos de sus hogares/ hábitats, divididos en colores y colocados cronológicamente. 

Tras la realización de los dibujos, se realizó una búsqueda de las casas, una búsqueda que tornó en un paseo, por lo que en su día fueron los recorridos habituales de Sofía y míos, una ruta emocional inesperada. Este paseo fue capturado y tornó en las imágenes que acompañan las casas, reflejando que en ocasiones la memoria es muy precisa, en otras difiere mucho de la realidad, o simplemente no puedes cerciorar nada … pues ya no existe, o no puedes acceder vía satélite a las calles de ese país. Con la captura también se realizó un video que muestra ese paseo por google map. 

Hablando estrictamente de una dirección absoluta, no existe un arriba, ni un abajo en el espacio, ni en nuestro planeta, pero es necesario establecer estas direcciones para situarse. Sin embargo el cómo se han estipulado, guarda creencias subyacentes, inconscientes todavía arraigadas en nuestra sociedad que han de ser revisadas.

El mapa tradicional del planeta, el que todos aprendimos en la escuela y aparece en los Atlas, fue presentado por primera vez por el geógrafo y cartógrafo flamenco Gerardus Mercator en 1569. Este mapa de Mercator, aunque de tremendo valor y precisión en la forma de los territorios, no es del todo correcto con respecto a los tamaños reales de los territorios, y por otro lado (parte que más me interesa) guarda consigo una clara concepción de supremacia (consciente e inconsciente) de los países del centro (eurocentrismo)y parte superior o norte. Estos tienen subyacentemente el derecho de subyugar o menospreciar a los territorios de la parte inferior o sur, extrapolando esta situación a las periferias… Estás creencias subyacentes todavía continúan…

De estas reflexiones surge una serie de dibujos titulada Territorio Ficción, donde se intenta abordar y reestructurar estas inconscientes formas de subyugar y menospreciar, realizando unos dibujos de mapas, donde los territorios se alejan todavía mas de la realidad, se descontextualizan, para intentar reflejar todo este entramado de creencias.

Al adentrarme en el viaje al espacio exterior y su futura colonización me pareció interesante indagar en las leyes o tratados acerca de las posibles soberanías o explotación de los futuros territorios a colonizar, me encontré con los “Tratados y principios de las Naciones Unidas sobre el espacio ultraterrestre”. 

Este tratado fue inspirado y realizado tras el “Tratado Antártico” que entró en vigencia en 1961. Desde entonces la Antártida o continente antártico lleva supuestamente protegido de la explotación excesiva y de cualquier intento de apropiación / soberanía por parte de cualquier nación.

Sin embargo, esta siendo invadido con innumerable bases científicas fijas (las que aparecen marcadas) y móviles (no están marcadas en el dibujo) que alteran este delicado medio. Sus recursos únicos todavía por estudiar, están siendo explotados, por empresas privadas, sobretodo de la industria farmacéutica y cosmética.

¿Realmente está siendo protegido?¿Acaso no podemos seguir avanzado a nivel de conocimiento, ciencia y tecnología siendo un poco más respetuosos con los pocos espacios protegidos que nos quedan? ¿Acaso esos recursos no deberían ser estudiados con respeto, en vez extraídos para lucro privado? Con respecto al tema que atañe a este proyecto mis preguntas son: ¿Nos comportaremos igual en el espacios ultraterrestes?¿Continuaremos siendo colonizadores al uso? Destructores imparables…