Fotografía de Nacho González

Leandro

Betancor Fajardo

Nombre y Apellidos: Leandro Betancor Fajardo
Nacimiento: Las Palmas de Gran Canaria, 1975
Categoría: Fotógrafo, Artista Visual, autor de foto-relatos
Formación: Titulado en Sociología por la UCM y Máster en Fotografía Profesional en EFTI

Colaboradora: Nira Cabrera
Fecha de la publicación: 14/10/2021

Nos acompaña en nuestra mesa de tertulias un fotógrafo centrado en la narración verbo-visual. Su trabajo se ordena en obras singulares y en series que acompaña de composiciones literarias, microcuentos, cuadernos de viaje y fábulas sin moraleja. Tengo el placer de darle paso a Leandro Betancor Fajardo (Las Palmas de Gran Canaria, 1975), considerado uno de los fotógrafos más prometedores de su generación. Gran parte de su obra se centra en sus registros como viajero por distintos países del mundo.

Lo primero, bienvenido a nuestra pequeña tertulia. Tras la presentación inicial es el turno de las preguntas. Allá va la primera: ¿Cómo fueron tus inicios profesionales en la fotografía?

Bien hallado y gracias por acogerme en este rincón de Tertulia y Arte. Siempre tuve claro, cuando me fui a la universidad (estudié Sociología en la Complutense), que había dos cosas que me gustaba hacer: fotografiar y escribir. Al poco de llegar a Madrid empecé a colaborar con un periódico como redactor de cultura hasta que un día me pidieron hacer unas fotos. A partir de ahí comencé a compaginar ese y otros trabajos con la formación en escuelas de fotografía de Madrid (Máster en EFTI, Keltia, etc.) y talleres por toda España con grandes fotógrafos y creadores nacionales e internacionales. Se fue dando de a poco la posibilidad de dedicarme profesionalmente a ello y al mismo tiempo participaba en exposiciones de arte joven. Becado por la Comunidad de Madrid, comencé a convivir con algunos de los artistas canarios que residían allí en aquellos años y con ellos organizábamos happenings artísticos y exposiciones en los estudios que compartíamos en la calle Reina 39, en el contexto de las ferias de arte, con lo que de forma natural se fueron dando las circunstancias propicias para desarrollar este trabajo y comenzar, de manera muy discreta hay que decir, una trayectoria artística que todavía hoy sigue siendo, aunque no de manera exclusiva, el motor de mi vida.

¿En qué medida ha marcado la insularidad tu desarrollo artístico?

He tenido la suerte de formarme académica y artísticamente fuera, pero es imposible disociar tu condición insular de otros contextos. Me explico. Creo que uno forja su mirada y sus sensibilidades en relación con su entorno, con el paisaje y paisanaje que le rodea y con unas coordenadas que van más allá de lo geográfico. Eso, en mi caso, hizo, dándole la vuelta al conocido dicho, de la virtud, necesidad, y siempre tuve claro que ese horizonte limitado de la isla había que ensancharlo. Y es lo que hice: forjar y formar mi mirada desde la isla hacia afuera, en un viaje de ida y vuelta, porque siempre regresa uno. Parte de esa inquietud de salir surge precisamente del mundo diverso de quienes crecimos en una ciudad como Las Palmas de Gran Canaria y la observa desde niño. Un lugar en el que la galería de rostros, aromas, identidades y alfabetos te despierta la curiosidad de conocer de dónde viene toda esta gente. Creo que inconscientemente y desde bien temprano la isla despertó esa curiosidad en mí. Y casi te diría que es la excusa que justifica todas mis derivas. Todos mis viajes.

Así que la marca es sensible, aunque no definitiva. Pero reconozco que mi caso es el de una persona afortunada que no ha tenido que lidiar, sobre todo, con las condiciones limitadas (y limitantes) que el vivir en las islas han supuesto para muchos artistas. Con todo creo que el talento —y aquí hay mucho— siempre se abre paso más allá de las orillas y nada contra corrientes y burocracias, no sin dificultad.

Leandro Betancor Fajardo fotografiando a Juliette Binoche en el rodaje de Isabel Coixet

Leandro Betancor Fajardo fotografiando a Juliette Binoche en el rodaje de Isabel Coixet. Fotografía de Paco Rodríguez.

¿Cómo nace tu proceso creativo?

Construyo ficciones fotográficas que suelo acompañar de textos propios y quiero pensar que todo nace de la experiencia. La mayoría de ellas tienen que ver con dos pautas fundamentales: la viajera y la lectora. Quizá, la primera haya sido el leit motiv de casi toda mi producción artística, al menos de casi toda la que he podido exponer. Creo que ese ejercicio de fabulación que pretendo hacer en mis series se nutre en gran medida de la experiencia de mis viajes que, por suerte, han sido muchos. Pero reconozco que, aún sin ser yo un tipo muy metódico, sí hay una pauta en casi todos mis proyectos y es escribirlos antes. Normalmente decido dónde ir con una idea concreta y a veces descubro derivas y bifurcaciones distintas fuera de esa agenda que terminan convirtiéndose en nuevas series. Y todo ese proceso siempre se acompaña de muchas lecturas que, antes o después, también consiguen inspirarme o generar ideas. 

A partir de mi trabajo como fotógrafo de cine también abrí la exploración al retrato, género que respeto enormemente y al cual me acerco siempre con la confianza que construyo antes con el retratado y con la distancia justa del objetivo que utilizo para realizarlo. También aquí es importante la conversación… y la tertulia. 

¿Hay algún o alguna artista con el/la que te gustaría colaborar actualmente?

He tenido la suerte de colaborar con muchos artistas a los que además admiro y a los que tengo la dicha de llamar amigos. Pero han sido proyectos en los que mi participación fue la de acompañar o testimoniar con mi mirada sus obras o proyectos. La fotografía, aun siendo un arte muy individual, se presta mucho al diálogo, diálogo entre miradas, lenguajes o procesos. Te daría una lista larga de fotógrafos y artistas que admiro y con los que me encantaría aunque sea —y estando en Tertulia y Arte es casi obligado el brindis— conversar. Pero por nombrarte uno que además cuento entre mis amigos, te diría el fotógrafo herreño Alexis W., que tiene esa envidiable facilidad de mudar su mirada de gran retratista hacia proyectos como el que actualmente tiene entre manos, FERRO, que posee además una potentísima variable romántica con la que me identifico totalmente. También algún día me encantaría encontrarme mirando el mismo espejo que Teresa Correa, fotógrafa a quien también admiro y cuyo fino trabajo se acompaña muchas veces de disciplinas que no han dejado de interesarme desde mi etapa universitaria como la etnografía, antropología o la historia misma. Son maneras distintas de construir narrativas a partir del lenguaje fotográfico, pero creo que en eso de recontextualizar nos podríamos encontrar.

¿Cuál es tu opinión sobre el frenético ritmo de vida actual y el papel tan importante que juegan las redes sociales en la comunicación?

Empezando por el final creo que si algo nos debería haber enseñado ya el siglo XXI es que confundir velocidad y tocino empieza a ser tendencia. La prisa por informar ha hecho de la verdad una moneda de cambio devaluada y, por un lado, la multiplicación exponencial de medios y plataformas comunicativas o periodísticas y, por otro, la concentración de ciertos, digamos, poderes, en esas mismas plataformas y medios han cambiado para siempre no solo la forma de comunicarnos sino también la información que consumimos e intercambiamos. Eso en muchos casos nos deja, como consumidores, a los pies de los caballos. Y esto lo matizo también en relación al mundo de la imagen, que es el mío. El consumo masivo e inmediato de imágenes que sucede en redes sociales ha cambiado casi por completo la manera en la que los jóvenes se relacionan con la fotografía y, lo que es peor, el paradigma del aprendizaje, de la fórmula más rica y productiva de acercarse a la fotografía. Requiere pausa, observación, tiempo. Siento una cierta dicha de pertenecer a esa generación que habitó la transición del mundo analógico al digital y de haber aprendido bien, dicho esto sin falsa modestia, esas tres cosas. 

Al mismo tiempo y paradógicamente es justo reconocer que gracias a las redes sociales he descubierto muchos nuevos medios, plataformas y miradas que resisten este nuevo dogma de la inmediatez, la imitación y la moda. La parte positiva, que la tiene, es que han abierto puertas y ventanas nuevas por las que mirar, son útiles a la hora de visibilizar tu trabajo y descubrir el de otros. Y lo son también a la hora de tejer nuevas telarañas relacionales. En cuanto a ese ritmo frenético que planteas en la pregunta, trato de no caer en esa trampa y mantengo un pedaleo constante, vital y profesionalmente, con el que avanzar sin prisa pero sin pausa.

Leandro Betancor Fajardo acompañado de artistas canarios en la inauguración de Open Studio

Equipo de la exposición Reina 39 en la inauguracion de Open Studio. Fotografía de Raúl Pérez

Ahora los artistas compiten contra personalidades y profesionales de todo tipo para conseguir visibilidad en estos medios, ¿crees que el trabajo colaborativo es una buena estrategia para que las voces de los artistas tengan más fuerza?

Antes te di una pequeña pincelada sobre mi experiencia convivencial en Madrid con otros amigos artistas y quizá sea este el mejor ejemplo que responda a tu pregunta. Siendo como éramos (y seguimos siendo) un grupo heterogéneo, más o menos de generaciones cercanas y dedicados a disciplinas artísticas distintas, nos propusimos hacer una vez al año algo juntos, algo que no solo nos diera visibilidad como grupo (que nunca estuvo en la agenda pero también sucedió), sino que sirviera como plataforma de visibilidad del trabajo de otros artistas que nos interesaban. Abríamos nuestros estudios, cada uno en una planta distinta del edificio, e invitábamos a artistas a colgar sus obras allí, al tiempo que nos y les brindábamos la posibilidad de interaccionar con galeristas, directores de centros de arte, comisarios e instituciones que también eran invitados a aquellos happenings. Conseguimos la visibilidad ajustada a la dimensión de lo que hacíamos, aunque siendo algo doméstico fue mucha más de lo que un día imaginamos. Pero este mérito, aunque compartido, lleva los nombres de cuantos convivimos aquellos años en aquel edificio donde yo, particularmente, aún mantengo mi estudio. Esos nombres son los de Martín y Sicilia, Pipo Hernández, Alexis W., Santiago Palenzuela, Paco Toledo, Karina Beltrán o yo mismo. Reina39 es el ejemplo que ilustra que el trabajo colaborativo da sus frutos y que es tan necesario como la carrera de fondo que cada uno emprende también a nivel individual. En aquellos años hicimos uso de todos los medios a nuestro alcance para conseguir visibilidad y, aunque HBO no nos llamará para un reencuentro como el de Friends, espero que algún día podamos volver a hacer algo juntos.

Quiero también decir que la fuerza del trabajo colaborativo también se construye desde las distintas sociedades de acción cultural con las que en Canarias contamos. Me vienen a la cabeza ahora Solar, en Tenerife; Fábrica la Isleta o 20 Sacos, en Gran Canari; o Parto Cerebral, en Lanzarote. Todas participadas por gente inquieta, curiosa y multidisciplinar que hacen del trabajo colaborativo su valor más importante.

Y por último, no quiero dejarme atrás el tema del asociacionismo. Por azares y por compromiso hace unos años que me embarqué en AICAV (Asociación Islas Canarias de Artista Visuales) como enlace con la Unión de Artistas Contemporáneos de España, dado que entonces residía yo en Madrid. Hoy pertenezco a la junta directiva de esa asociación nacional, que viene a ser una federación de todas las asociaciones autonómicas y debo decir que he visto dar pasos de gigante en la defensa de las artes visuales a nivel institucional. Poder participar en la Mesa Sectorial de la Cultura, en la redacción del Estatuto del Artista o, en el último y nefasto año, en las distintas mesas negociadoras para armar estrategias de apoyo  para el sector, reafirman no solo mi compromiso sino la convicción de que juntos somos más fuertes. Invito a todos los artistas a participar en los tejidos asociativos cercanos porque al final los intereses de todas y todos convergen en algún momento. En muchos.

¿Cómo ves el panorama artístico del Archipiélago?

Si hablamos de talento la respuesta es fácil: muy bien. Antes en la distancia y ahora en la proximidad, pero siempre he creído que el talento artístico de estas ocho asirocadas islas en mitad del océano es enorme. Y creo que siempre fue así. Veo muy bien también que el tejido cultural que cose tantas disciplinas, generaciones y espacios funciona, aunque no siempre al ritmo que uno deseara. Las sociedades de acción cultural de las que te hablé en mi anterior respuesta, los centros de arte, museos, las galerías de siempre y los modestos espacios de exhibición que han ido surgiendo en los últimos tiempos también hacen sus deberes. Pero con eso y con todo sigue siendo insuficiente. Los altavoces y los focos siguen quedando muy lejos de estas coordenadas y los esfuerzos para proyectar todo ese talento, a todos los niveles, deberían ser mayores para tener la visibilidad que merece.

Estamos creando una biblioteca de sugerencias para nuestros lectores, ¿qué libro no puede faltar en la estantería de Tertulia y Arte?

Esta sí que es difícil. Literatura canaria hay tanta y tan buena que se hace imposible elegir o sugerir solo un libro. Creo que daré más de uno y tiene que ver, en mayor o menor medida, con vínculos familiares. En casa siempre tuvimos muchos de los libros que editaban mis tíos, Josefina Betancor y Manuel Padorno, en su Taller de Ediciones JB. De aquellas estanterías he vuelto a bajar hace poco los Cuentos Cobardes, de Víctor Ramírez; los poemas de Pedro García Cabrera en Ojos que no ven; o los Romances, de Pedro Lezcano. Todas lecturas imprescindibles. Pero también quiero nombrarte alguno de los libros de poemas precisamente de Manuel Padorno, como Hacia otra realidad. El último, para cerrar esos vínculos familiares, será la obra de Leandro Perdomo, recientemente rescatada por la pequeña editorial de un par de buenos amigos de Lanzarote, Ediciones Remotas, Nosotros los emigrantes y Relato parcial de una isla.

Fotografía de Leandro Betancor Fajardo "Supermarket" de la serie Memoria Inhabitada 2020

Supermarket de la serie Memoria Inhabitada 2020.

Ya conocemos parte de tu pasado y de tu presente. Es el turno de una pregunta que no es fácil de contestar: ¿Cómo proyectas o visualizas tu futuro?

 Aunque el futuro ya no es lo que era, como bien escribió Paul Válery, espero que este me alcance manteniendo este oficio. Despierto y curioso. Quiero seguir fotografiando y escribiendo y que esa sea la excusa para continuar sumando experiencias y kilómetros. No sé si lo visualizo, pero sí es lo que deseo. Tengo pequeñas libretas en las que siempre estoy esbozando ideas para series de fotos que hacer, cuentos que escribir, viajes por realizar… me conformaría con seguir marcando esas líneas como tareas hechas. De todas mis suertes la relación con mi trabajo es quizá de las mayores. Que este me pueda seguir llevando de la mano a tantas experiencias personales, profesionales y artísticas y lugares escritos y no escritos en esas moleskines sería genial. Pero en lo concreto tengo, en el corto plazo, la edición de un libro con algunas de mis foto-relatos y una modesta exposición en la próxima bienal de fotografía FotoNoviembre, en Tenerife, con algunas imágenes más del mismo proyecto, “Memoria inhabitada”, expuesto en el I Encuentro de Arte Actual de Las Palmas de Gran Canaria el pasado enero.

La artística, como cualquier carrera profesional, además de formación y talento, requiere de apoyos para poder desarrollarse. Nos gustaría saber quiénes han sido tus apoyos tanto personales como profesionales.

Personales no tengo dudas: mis padres. A ellos les debo alimentar mi curiosidad y mis inquietudes desde muy chico y también lo siguen haciendo ahora. Siguen siendo mi principal filtro de todo cuanto hago, también mi hermana. Y si no fuera por ellos y por un buen puñado de amigos con los que me he ido cruzando en el camino, estoy seguro de que la cosa habría sido muy distinta.

Profesionales también han sido muchos, pero la lista alargaría tanto el final de la entrevista que sería injusto por los que me dejaría, seguro, en el tintero. Pero también sería injusto no decir que han sido importantes los que me dieron oportunidades, comisarios, galeristas, instituciones y los medios que han dado visibilidad a los que uno ha ido haciendo. Y tantos artistas de la imagen fotográfica, la literatura y el arte que con sus vidas y obras me inspiran y estimulan a diario. 

Para despedirnos solo nos queda darte las gracias por dedicarnos este ratito. Gracias por dejarnos descubrir todo el trabajo que esconden tus obras y mucho ánimo con tus próximos proyectos. Hasta la próxima tertulia.

Ha sido un verdadero placer tertuliar de arte contigo.

Currículum

Exposiciones individuales

2016

  • Postales de Gulliver a su Perro Bowie. Museo Nacional de La Plata, Argentina

2015

  • Centinelas del Regreso. Circuito Artes Plásticas del Cabildo de Gran Canaria, itinerancia por toda la isla

2013

  • Traveling, GeoFicciones. Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) 

2011

  • Flavin Caverna. Sala La Caixa. Bienal Internacional de Fotografía Isla de Tenerife

Colecciones

  • Fundación Mapfre Guanarteme
  • Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM)
  • Fotografía APM
  • Fundación Visión Cultural
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