Colaboradora: Nira Cabrera
Fecha de la publicación: 17/06/2021

Llegado desde Gran Canaria, y con más de cuarenta años de trayectoria profesional, este escultor no necesita muchas presentaciones. Tengo el placer de compartir la mesa de nuestra tertulia con Leopoldo Emperador (Las Palmas de Gran Canaria, 1954).

Lo primero, bienvenido a nuestra pequeña tertulia. Tras la presentación inicial es el turno de las preguntas. Allá va la primera: ¿Cómo fueron tus inicios profesionales?

Mis inicios como artista se remontan a los primeros años de la década de los 70 del siglo pasado. Comencé estudios de arquitectura en el año 1971. Como esta disciplina no me satisfacía, me inscribí en la escuela de Bellas Artes, la cual en aquellos años (estos estudios no tenían carácter universitario) se circunscribía únicamente a una formación artesanal, es decir, al aprendizaje de técnicas pictóricas y escultóricas, carentes de otras herramientas que considero fundamentales para el desarrollo de un artista. Una formación “intelectual” basada en la historia del arte, la filosofía, etc., es decir, el pensamiento.

Estas carencias formativas se pueden entender en el contexto histórico de la España bajo el régimen dictatorial del general Franco. Ante ello no cabía otra posibilidad que formarme como autodidacta. Abandoné los estudios de Bellas Artes y me incorporé a la vida artística participando junto a otros artistas de mi generación en múltiples exposiciones, debates, etc.

En esos años conocí a Juan Hidalgo y a Martín Chirino, gran escultor español y canario, con el cual me fui a trabajar a Madrid durante un tiempo y con el que he mantenido una estrecha amistad hasta su fallecimiento en 2019. Puedo decir sin rubor que de alguna manera Chirino fue mi “maestro” y diría aún más: mi amigo y cómplice en muchos aspectos.

Ya desde entonces me planteaba el oficio de artista como medio profesional y como modo de vida. Nunca tuve planteamientos de hobby, de ejercer a tiempo parcial. Abundando en ello, te diría que para mí el binomio arte y vida son la misma cosa. Me planteo la vida como un ejercicio de libertad y creatividad.

Por supuesto, esta actitud ante la vida condiciona totalmente mi devenir cotidiano. No es fácil deambular por esta vida, cada día más materialista, pertrechado únicamente con el material intangible de los sueños. Es una de las enseñanzas que aprendí de Chirino. El arte es una vocación que roza lo litúrgico, lo misterioso y lo irreal. Son siempre dudas de las cuales me alimento.

En los años 80, mi trabajo se inscribía en los que denominamos “arte conceptual”. Desarrollaba una obra compuesta de múltiples materiales: unos naturales, otros artificiales como la luz de neón. Tenía una preocupación espacial. Realizaba instalaciones próximas al Arte Povera siempre con preocupaciones antropológicas.

Pero en el fondo, siempre subyacía un lenguaje espacial, tridimensional. A inicios de los 90 afronto el discurso de la escultura en un sentido más clásico, con una mirada de indagación sobre las vanguardias históricas.

¿En qué medida ha marcado la insularidad tu desarrollo artístico?

Intento imbuirme del entorno tanto físico como mental. Cierto es que en este contexto insular, en lo mental, sea más difícil la adaptación, pues los resortes de experiencias vitales e históricas son muy limitados a la amplitud del mundo.

Es decir, siempre me ha parecido un espacio, digamos, muy “estrecho” tanto en lo intelectual como en lo estrictamente relacionado con el desarrollo profesional. Hablamos del coleccionismo y todo lo inherente a los aspectos profesionales, privados e institucionales.

¿Cómo nace tu proceso creativo?

Yo diría que varios son los elementos que conforman el “material” con el que trabajan los artistas: la pasión, la emoción, la libertad, las dudas, el pensamiento, etc. Esto es lo que conforma la materia de la creación, la materia de los sueños.

¿Hay algún o alguna artista con el/la que te gustaría colaborar actualmente?

Personalmente, no tengo en mente trabajar o colaborar con otro artista. Soy más del tiempo silencioso e íntimo del taller, la cueva del demiurgo. Si en algún momento me plantease algún trabajo de colaboración, me interesa más insertarme en el espacio urbano, la arquitectura, el paisajismo, etc.

¿Cuál es tu opinión sobre el frenético ritmo de vida actual y el papel tan importante que juegan las redes sociales en la comunicación?

Los viejos del lugar (es una broma) los que vivimos épocas anteriores a la actual situación del mercado del arte y el ritmo frenético de nuestro tiempo impuesto por los nuevos medios, donde eran los artistas y los poetas los que conformaban el corpus discursivo del arte, han desaparecido. Actualmente las directivas del ARTE son ajenas ya a los intereses de los artistas. El mercado y el mundo del arte son una inmensa hidra de múltiples cabezas no pensantes, cabezas estructuradas en el valor de la especulación. Son tiempos de incertidumbre que se amplifican con las nuevas tecnologías y la globalización. Creo que estamos en un periodo de transición. Hay que intentar entenderlo, no hay que ser, digo yo, reaccionario. Son los signos de los tiempos, pero insisto en que el arte tiene que ver más con los sueños que con la pompa y el éxito inmediato. El artista comienza a elaborar un discurso y un lenguaje tras años de experiencia. No existe la mano mágica que te toca y resuelve los grandes problemas de la creación. Esto es una de las enseñanzas de Chirino. Un hombre sabio. 

Ahora los artistas compiten contra personalidades y profesionales de todo tipo para conseguir visibilidad en estos medios, ¿crees que el trabajo colaborativo es una buena estrategia para que las voces de los artistas tengan más fuerza?

Creo que en mi anterior respuesta se condensa esta pregunta. Insisto, el tiempo y el espacio de los artistas son la intimidad y la soledad del taller. Imbuirse del tiempo sincopado del que hablaba Mircea Eliade.

¿Cómo ves el panorama artístico del Archipiélago?

De absoluta precariedad y aislamiento. Como dijo Juan Manuel Trujillo en 1934: «Canarias se ignora e ignora que se ignora». Este fatal pronóstico, lamentablemente, aún está vigente.

Canarias no ha sabido construir un discurso sólido y coherente que haga posible entender algo tan simple y tan complejo de responder como quiénes somos los canarios, como tampoco ha activado las herramientas necesarias para situarnos en el mundo con nuestras particularidades. Vascos, catalanes, gallegos, etc., ya iniciaron ese proceso en los años 80 del siglo pasado. Se trata de preguntarnos, en rigor, cuál es nuestra posición dentro de la complejidad del mundo actual. Y no hablo en clave nacionalista, simplemente es la necesidad de un cuaderno de bitácora que nos sitúe en el mundo. Las instituciones y la propia sociedad civil han hecho dejación de su responsabilidad como motores de su propia cultura e historia.

Estamos creando una biblioteca de sugerencias para nuestros lectores, ¿qué libro no puede faltar en la estantería de Tertulia y Arte?

Mis libros de cabecera que no pueden faltar en una biblioteca de artista son, digamos, muy personales, aunque recomendables.Te puedo citar El jardín perfumado, de Jeque Nefzawi; Imágenes y símbolos, de Mircea Eliade; El gran mar. Una historia humana del Mediterráneo, de David Abulafila; El Danubio, de Claudio Magris; y Episodios Nacionales, de Benito Pérez Galdós, entre otros.

Ya conocemos parte de tu pasado y de tu presente. Es el turno de una pregunta que no es fácil de contestar: ¿Cómo proyectas o visualizas tu futuro?

Pues seguir en la brecha. La vida del artista pasa por la dedicación en cuerpo y alma hasta la extenuación. Como anteriormente he comentado, es una vida de vocación, una vida como un ejercicio de libertad y creatividad.

La artística, como cualquier carrera profesional, además de formación y talento, requiere de apoyos para poder desarrollarse. Nos gustaría saber quiénes han sido tus apoyos tanto personales como profesionales.

Los apoyos, fundamentalmente en lo personal, han sido los de mi familia y mi compañera. En lo profesional, la amistad con Chirino a lo largo de más de cuarenta años fue esencial en cuanto a mantenerme alerta en la perseverancia de continuar en el “tajo”. Existen muchos momentos de flaqueza. El arte es un trabajo bastante ingrato que no recomiendo a quienes no persigan una obsesión, una cierta trascendencia. Se precisa de sinceros estímulos que palien los sinsabores y, sobre todo, la maltrecha economía a la que se ven abocados los artistas que pretendan vivir exclusivamente de su trabajo.

Para despedirnos solo nos queda darte las gracias por dedicarnos este ratito. Gracias por dejarnos descubrir todo el trabajo que esconden tus obras y mucho ánimo con tus próximos proyectos.

Gracias a ustedes por la entrevista y animarles a continuar con esta excelente iniciativa.