Colaboradora: Nira Cabrera
Fecha de la publicación: 27/05/2021

La pintura mural ha llevado a esta artista a países como Brasil o México, pero su carrera profesional nace en las Islas Canarias, en concreto, en la isla de Tenerife, donde se forma y desarrolla su carrera artística desde el año 2014. Hoy tengo el placer de presentar a Paula Calavera Candela (Ceuta, 1989).

Lo primero, bienvenida a nuestra pequeña tertulia. Tras la presentación inicial es el turno de las preguntas. Allá va la primera: ¿Cómo fueron tus inicios profesionales?

En mi caso diría que los concursos han sido esa clave para poder dedicarme a la pintura y al arte como profesional. Antes, durante y después de la carrera he conseguido oportunidades a través de los concursos de pintura rápida, de fotografía y de diseño de murales. Ganar en estos concursos fue, quizás, lo que me permitió labrarme la carrera y estar más segura de que había oportunidades para mí:  primero, consiguiendo materiales y bonos en tiendas de bellas artes; y luego, consiguiendo trabajos como el del Puerto de los Cristianos y los posteriores murales en Puerto del Rosario, Fuerteventura. La primera vez que gané un concurso fue de poesía con once años; luego por un cuento en el instituto con quince. Siempre he sido aplicada en los estudios y competitiva. Quise que mis estudios fuesen mi profesión. No sé si fue una decisión muy consciente. Yo lo viví como un proceso bastante orgánico, nada forzado.

¿En qué medida ha marcado la insularidad tu desarrollo artístico?

Pues verás, mis padres no son de aquí. Son de otros lugares de España y se establecieron aquí. Lo cual les agradeceré toda la vida. Me encanta ser canaria e isleña. Creo que el carácter que conforma este territorio es particular y amable. En mi opinión, la isla trae intrínseco el viaje como forma de vivir y eso yo lo veo como una ventaja, una predisposición por la conectividad del arte a través de los viajes. Nos mantiene en constante movimiento y curiosidad.

A un nivel más profesional, yo me considero afortunada de haber podido desarrollar mi carrera en mi casa, en mis islas, pero sé que no todo el mundo ha podido o le ha resultado tan fácil como a mí. El mercado es limitado como el propio territorio y todo llega más tarde como reflejo directo de la propia franja horaria. 

Al margen de los perjuicios que esto pueda suponer al mundo del arte como mercado global, me parece que nos permite cultivar cierto romanticismo, cierto surrealismo, al vivir un poco al margen, un poco en otro lugar y en otro momento.

Hace poco especulaba con un amigo, en referencia a los movimientos musicales y plásticos en Canarias, que, quizás, ese desfase o descentralización nos da un margen para reinventarnos, para rehacer de forma diferente lo que ya pasó en otro territorio, margen de reacción de lo que viene. Creo que esto es inherente a la insularidad: seguir la tendencia  global con cierto margen de respeto a lo local.

¿Cómo nace tu proceso creativo?

Mi necesidad de crear siempre ha estado ahí. Yo diría que nace de una educación en la que se ha valorado mucho la creatividad. Mi madre es muy espiritual y siempre me ha hecho creer que yo tenía un propósito, que era especial, que por mí corría cierta sabiduría ancestral. Me inculcó la vocación. Digamos que ha sembrado un pensamiento pronoico en mí gracias a que valoro mucho mi propia intuición. También en casa se le dio siempre mucha importancia a los sueños, a los presentimientos como forma de conocimiento. Este es el pilar de mi proceso creativo: exteriorizar toda esa creencia mágica en lo inconsciente y subjetivo. Tengo mucha memoria visual y veo muchas imágenes cuando sueño, cuando medito, mientras pienso. Soy capaz de destilar imágenes que la cultura ha colocado en mi construcción simbólica de las ideas abstractas. Trato de ser consciente de todo ese pensamiento visual. 

Algunas veces, sobre todo al comenzar a realizar mis primeras series como la de Interiores, tengo algunas visiones claras y puntuales de obras acabadas en momentos próximos al sueño o desde estados alterados de conciencia. 

Después, no suelo tener ideas muy nítidas de lo que va a ser la obra, sino esquemas aproximados, ideas sobre las que trabajar que van tomando otra forma a la esperada durante el proceso. Creo que todo lo que absorbes, piensas, miras y sientes va conformando ideas, va cobrando un sentido que luego se intenta proyectar en las obras.

La mayoría de mis pinturas surge de una necesidad emocional muy fuerte de canalizar y contar cosas personales e íntimas. ¿Qué hay más íntimo que lo que pasa en el interior de la cabeza? Es una necesidad que se ha convertido en un rito fundamental para mantener el espíritu a salvo al entrar en la etapa adulta. 

El graffiti te ha llevado a participar en varios festivales internacionales. ¿Qué podrías destacar de tu última experiencia internacional en Ciudad Mural Campache, México?

Pues Ciudad Mural es un proyecto de gran dimensión en México en el que tuve la suerte de participar. La metodología de murales con participación directa que propone este modelo que viví allí es la de poner a artistas en comunicación con familias del barrio que se quiere intervenir con este proceso artístico. Los vecinos donan su “barda”, abren su casa y cuentan su historia a artistas de fuera que vienen del propio. Ahí los artistas escuchamos la historia de la familia que se nos asigna con un sesudo comisariado detrás. Tratamos de hacer una creación para esa pared que pueda contar la historia de esa familia. Me pareció un ejercicio de diálogo y una forma de participación directa tremendamente acertada en el muralismo contemporáneo. Yo ahora voy a reproducir esta metodología en mi próximo proyecto que será para CEPA Los Andenes. Este es un centro de educación para adultos, donde realizaré una pieza de gran formato a mi estilo, pero inspirada en las motivaciones y aspiraciones de las personas que acuden a este centro para formarse. Es un reto que las personas se sientan identificadas con la obra manteniendo tu propio estilo y manera. Y me parece importante que el arte urbano tenga un objetivo más social que los de la propia tradición pictórica, es decir, para mí una pintura mural no es lo mismo que un cuadro muy grande. Siempre quise conocer México, era un deseo vital como artista, y lo que aprendí con Ciudad Mural, esa práctica de muralismo contemporáneo participativo, es justo lo que ahora entiendo que me llamaba a ir hasta allí.

¿Hay algún o alguna artista con el/la que te gustaría colaborar actualmente?

Tengo muchas ganas de hacer una colaboración con Agus Rúcula, una artista internacional que trabaja el color de una manera genuina. Este verano estuvimos a punto de coincidir en Barcelona y quedó pendiente el poder conocernos y pintar algo en la calle. También me gustaría volver a coincidir con Dafne Tree, Laguna y Emilio Cerezo, cuyas plásticas han sido una referencia enorme en mi trabajo desde que los descubrí en las calles de Valencia en 2016.

¿Cuál es tu opinión sobre el frenético ritmo de vida actual y el papel tan importante que juegan las redes sociales en la comunicación?

Pues yo ahora mismo me estoy quitando del móvil, porque soy adicta (como tanta gente). Creo que genera una falsa sensación de conexión. La conexión virtual tiene su parte positiva, pero sí creo que contribuye al estrés “tener que estar disponible 24 horas al día”. En mi caso las redes son un medio favorable para conseguir trabajo y estar al día de oportunidades y avances en el gremio. También hay que generar contenido y atender a quienes apoyan “la marca personal”. Todo esto supone una merma en el tiempo de descanso si no te organizas bien. Las redes son al final una forma más de autoesclavitud de los tiempos modernos. Generan necesidades que no existían antes y aumentan el estrés y la ansiedad tal como las usamos actualmente. En mi opinión, hay que frenar esta aceleración de la realidad, porque no es sostenible en ningún sentido. A mí se me hace difícil soportar el ritmo que exigen. Seguramente sea porque no soy nativa digital.

Ahora los artistas compiten contra personalidades y profesionales de todo tipo para conseguir visibilidad en estos medios, ¿crees que el trabajo colaborativo es una buena estrategia para que las voces de los artistas tengan más fuerza?

Sin duda. La asociación es vital para la supervivencia y para asumir ciertos trabajos que, a título individual, son poco viables o directamente imposibles. Se ve claramente en el ámbito de la investigación académica y también en el arte urbano. Los grupos son necesarios si quieres trascender, dado que los objetivos impuestos son astronómicos. En nuestra profesión el gremio es vital, además, por el sentimiento de pertenencia que genera. Me parece imprescindible para sobrellevar el ritmo que se nos exige: escala global y tiempo acelerado. Una sola persona difícilmente puede ser sujeto de esta realidad aumentada.

¿Cómo ves el panorama artístico del Archipiélago?

Creo que en Canarias hace falta mucha más iniciativa privada. En general, vivimos demasiado del sector público y esto debería cambiar si queremos que haya más riqueza cultural. Lo público tiene serias limitaciones. La baja inversión privada en cultura marca una fuerte diferencia respecto a otras comunidades de España.

Estamos creando una biblioteca de sugerencias para nuestros lectores, ¿qué libro no puede faltar en la estantería de Tertulia y Arte?

Mi última lectura fue Panza de Burro, de Andrea Abreu, y lo encontré indispensable para cualquier biblioteca canaria. Para mí es un antes y un después en la compresión de la canariedad y de mi propia vida.

Ya conocemos parte de tu pasado y de tu presente. Es el turno de una pregunta que no es fácil de contestar: ¿Cómo proyectas o visualizas tu futuro?

Se me hace muy difícil, la verdad. Las personas artistas vivimos en la precariedad y la incertidumbre. Por eso tengo varios frentes abiertos. Estoy preparando mi tesis doctoral en la ULL para tener opciones en la vía académica, porque creo que podría aportar algo ahí. También este año tengo el objetivo de trabajar con galerías tanto en Canarias como fuera. Es algo que he ido aplazando al dedicarme al muralismo y creo que ahora tengo la madurez y la trayectoria suficientes como para intentar abrir esa puerta. Y por último, me gustaría seguir pintando en la calle. Supongo que en algún momento tendré que elegir algo por encima, o no. Quién sabe cómo será el mundo dentro de apenas diez años. Confío en que la vida me llevará a donde tenga que estar. Yo lo único que veo claro es que me queda mucho camino, que debo seguir trabajando muy muy duro para para tener un futuro y nunca dejar de pintar, eso lo veo.

La artística, como cualquier carrera profesional, además de formación y talento, requiere de apoyos para poder desarrollarse. Nos gustaría saber quiénes han sido tus apoyos tanto personales como profesionales.

Pues el apoyo de mis familia y amistades ha sido indispensable. Incluso económicamente son quienes te ayudan a poder seguir en los momentos difíciles, pero ciertamente mi gran apoyo en el ámbito profesional ha sido Severo Acosta. Desde que fuera mi tutor en 2010 en proyectos de pintura, vio algo en mí que ni yo misma conocía. Me dijo cuando nos conocimos que mi manera de pintar le recordaba a Maribel Nazco y a Pedro González. Tras estos diez años creo que lo que él vio en mí fue a una persona capaz de hacer escuela de estilo, capaz de llevar a cabo proyectos con rigor. Me leyó de entrada como futura promesa de la pintura en Canarias y apostó fuerte por ello. Siempre estaré en deuda con él por creer en mí y darme importantes oportunidades para desarrollarme. Ha sido enormemente generoso conmigo como maestro y lo sigue siendo ahora como mi tutor de tesis.

Para despedirnos solo nos queda darte las gracias por dedicarnos este ratito. Gracias por dejarnos descubrir todo el trabajo que esconden tus obras y mucho ánimo con tus próximos proyectos.

Gracias a ti por esta entrevista y por ese magnífico espacio virtual que acabas de estrenar.