Fotografía de Jacobo Barrera
Pedro
Lezcano Jaén
Nombre y Apellidos: | Pedro Lezcano Jaén |
Nacimiento: | Las Palmas de Gran Canaria, 1970 |
Categoría: | Artista plástico |
Formación: | Autodidacta |
Colaboradora: Nira Cabrera
Fecha de la publicación: 06/05/2021
Nos acompaña en nuestra mesa de tertulia el artista Pedro Lezcano Jaén (Las Palmas de Gran Canaria, 1970). De formación autodidacta, las obras de este artista están presentes en distintas colecciones públicas y privadas. Es el caso del Hotel Suites 1478, en cuya entrada encontramos su obra Fantasía y Fuga del Jardín del Edén, realizada entre los años 2016 y 2017. En 2020, entre otras actividades, pudimos disfrutar de su charla-coloquio en el Centro Atlántico de Arte Moderno.

Fotografía de Jacobo Barrera
Lo primero, bienvenido a nuestra pequeña tertulia. Tras la presentación inicial es el turno de las preguntas. Allá va la primera: ¿Cómo fueron tus inicios profesionales?
El cambio de siglo fue para mi familia, grande y unida entonces, una hecatombe. Los golpes fueron tan fuertes y seguidos que necesité regresar como escape a lo que más me hizo disfrutar en mi niñez: el dibujo. Así, la plástica y el arte fueron comiendo espacio a mi oficio y modo de vida en esos años: el ajedrez (la competición empezó a resultarme a la vez violenta y absurda). Recuerdo el verano de 2004 como una catarsis: ochenta días pintando y leyendo sobre arte y en los que me alejé de mi casa, de mis pinceles y de mis perros una sola vez. Por obligación, y por deseo: homenajeaban a mi padre en el Teatro Cuyás. Tuve que lavarme las manos y subirme unos pantalones largos. Fue extraño. Después de aquello, me convertí de puertas adentro, o mejor, de cabeza adentro y por mentalidad y dedicación, en un auténtico poseso, en un profesional de la pintura a la sombra mientras seguía siendo ajedrecista a la luz.
¿En qué medida ha marcado la insularidad tu desarrollo artístico?
Me entusiasma vivir en esta isla. Adoro el aire y la luz, el mar, la calma, la gente. No me iría de aquí ni bajo amenaza. Dicho esto, la distancia y las toneladas de agua salada que nos separan, suponen realmente un problema. Por eso, muchos artistas se van cargados de vaselina a las ciudades de la pomada. Yo preferiría que el salto lo sigan dando mis engendros. A lo grande, ¿por qué no? Soy ambicioso, pero mis ambiciones más serias y esenciales, las que me dan la vida, se encuentran en el estudio. Ese lugar donde juego y construyo y donde los amigos vienen y van. El paraíso está aquí, el infierno puede esperar.
Y es en tu estudio donde comienza el desarrollo de las obras. ¿Cómo nace tu proceso creativo?
No nace. Creo que no. Es un continuo ronroneo. A veces cuaja en algo informe, genial un día y decepcionante al siguiente. La mayoría de las ideas quedan en semilla seca, infusiones de futuro. Sí, podría decir que mis mejores hallazgos nacen en el fracaso. Es que me formo en soledad desde el comienzo. No exactamente. Avanzo y tropiezo por mi cuenta, pero necesito de los demás, claro. Quiero decir, que el hecho de no haber salido de una escuela como Dios manda y haber cogido la costumbre y la necesidad de aprender y descubrir por mí mismo, y con una edad suficiente para no creerme nada a primeras ni a cuartas… Avanzar despacio me ha venido bien. ¿No te da la impresión de que demasiadas ideas banales dan pie a toda una obra, generalmente, más banal aún? A ti, como a mí o a él, se nos vendrán a la cabeza diez mil ocurrencias al mes, pero… Quizá nos dé miedo macerar el conocimiento, las ideas, el material. Entiendo, la gloria les llama. La pomada no espera y seca rápido. Hay prisa. Pero yo no puedo permitirme el lujo de tener prisa. Si aspiro a construir artefactos que inciten a mirar lento y demorarse, ¿cómo voy yo a ser veloz en el proceso de creación? Sería una estafa. Sería como hacer vino a la velocidad de la cocacola. El tiempo genera tiempo. Si juntas cuatro tonterías y manejas el Photoshop, probablemente te saldrá en dos minutos una tontería más o menos molona, digna de ser mirada durante un segundo o dos (la siguiente espera). La pintura, el dibujo y la escultura son para mí una rebelión frente al tiempo. Un mandar a parar. Si no provoca que pares, no funciona.
Mencionas la soledad del creador. Quizá, de las pocas ocasiones en las que se deshace esa soledad es en las colaboraciones. ¿Hay algún o alguna artista con el/la que te gustaría colaborar actualmente?
Por supuesto. Aunque no es fácil. Los que nos dedicamos a esto de la plástica (nunca me autoproclamaré artista, por mucho que sea esta una palabra muy devaluada, de la misma manera que no ando por ahí denominándome a mí mismo como maravilloso; y si me dicen guapo, que sean los demás; que lo hagan, si lo mereciera, que ya después me sonrojaré yo solito), los que nos dedicamos a esto, decía, pasamos demasiadas horas, días y años solos, razón que de por sí demuestra lo necesario y positivo que sería romper este aislamiento con la complicidad frecuente con otras personas.
¿Cuál es tu opinión sobre el frenético ritmo de vida actual y el papel tan importante que juegan las redes sociales en la comunicación?
Dedicarse a esto es ya una rebelión frente a la velocidad imperante. Velocidad y por tanto superficialidad y dispersión. No suena tan mal si es para un rato. ¿Se puede ser rápido y hondo a la vez? Podría ser. A mí me cuesta. Las redes sociales son una buena herramienta de comunicación y divulgación. Desgraciadamente, están degenerando en una especie de jungla habitada por sectas monocromáticas, agresivas, estúpidas y poderosas. Cada una convencida de vivir en una realidad terrible, permanentemente amenazadas por enemigos poderosos que conspiran contra ella. Se retroalimentan, henchidas de autoconvencimiento, agrandando hasta lo esperpéntico lo que de razón lleven. Cualquier disensión será tachada de ataque feroz del enemigo. No hay grises. La invasión al Capitolio es un ejemplo esperpéntico que podría haber ido a más: lo protagonizó una de estas sectas, especialmente ignorante y estúpida, cierto, pero honesta en su delirio, convencida de “la gran conspiración roja que pretende acabar con la grandeza de su gran país”. Ellos lo creen. No es maldad; sus emociones han sido manipuladas, la masa en masaje mutuo ha hecho el resto. En este caso, el miserable que las maneja es Trump, pero hay muchos más, aunque sean menos grotescos y rubios. Vamos mal. Yo, que pensaba que internet nos haría mejores, resulta que trabajará en nosotros como lo hizo la televisión, pero a lo bestia: ensanchando la excelencia de los excelentes y hundiendo aún más hondo en la estupidez a los que no han tenido la suerte de recibir una buena educación, ni estar bien arropados en su infancia.

Fotografía de Jacobo Barrera
Ahora los artistas compiten contra personalidades y profesionales de todo tipo para conseguir visibilidad en estos medios, ¿crees que el trabajo colaborativo es una buena estrategia para que las voces de los artistas tengan más fuerza?
Ahora los artistas compiten a muerte por la visibilidad. Es natural y deprimente, porque esa batalla, perdida de antemano para la inmensa mayoría, los obliga a realizar números de circo en calzoncillos de lo más indecorosos. Es que no. Ese tema me da una alergia terrible. Seguramente esto no es más que incapacidad mía. Tengo mi corazoncito, también yo quiero ser valorado, reconocido, pero no sé hacer otra manera que trabajar. La corbata no hace nada y luce mientras los botones trabajan y son tapados por la corbata. Pero las corbatas cada vez se usan menos; los botones son imprescindibles, ¡y cooperan entre ellos! Ay, me estoy saliendo del tiesto. A ver, nunca hubo tantos artistas ni tantos genios como ahora. Entiéndeme, artistas y genios, siempre hay los justos. Te asomas a Instagram y con dificultad descubrirás el arte poderoso que se hace hoy. Real, estimulante, pero escondido. Escaso, como en todas las épocas, pero existente. Las imágenes de luz contenidas en una pantallita manejada por dedos enfermos, transcurren masivas a toda velocidad. Todo es igual. Aspavientos desesperados suplicando likes y corazones. La batalla por la visibilidad es patética. Los guapos y las guapas selfean sus jetas delante de unas obras de colores brillantes, comprometidas con alguna causa de actualidad. Feo el que no brinque.
Y ante esto, ¿qué hacer? Yo no renuncio a las redes, pero sin disputar la atención ni perder la compostura. Comparto con tacañería una foto a la semana, por estar, porque vivo en el siglo XXI. Para existir mientras trabajo a la sombra. Muestro el uno por ciento de lo que hago porque quiero que respires delante. Construyo para tocar. Con los ojos. En el sitio. Yo no elaboro imágenes, construyo engendros que al pasar al maremágnum de las redes se transfiguran en luz, confundida entre tanta luz. Fagocitados.
Son tiempos apasionantes estos; me siento afortunado de poder vivirlos. Mi aparente pesimismo acaso sea más bien desorientación. Todo esto es nuevo, ¿qué son veinte años? En los noventa mandábamos faxs, alucinados. Debemos estar atentos, reflexionar, escuchar a los que son capaces de mantener la serenidad y la lucidez. Aprender, adaptarse. Proteger nuestras emociones de los que medran a su costa, no dejarnos arrastrar por el odio y la competición. Apegarnos a la vida no digital, pisar la tierra. Pisar la tierra sin el puto móvil en el bolsillo del culo. Densificar el tiempo, mimar a los amigos.
El trabajo colaborativo. Me apuntaría, sí, a soltar apasionadas loas en pos del trabajo colaborativo si no me importara quedar como un perfecto hipócrita. Creo en las bondades del trabajo en equipo y de la comunicación cercana, pero la realidad es que tiendo a recluirme como un mecánico a sus tuercas. Tengo que levantar la cabeza un poco. Hay gente cojonuda ahí afuera. ¿Hola?, ¡vamos a hacer algo juntos!
¿Cómo ves el panorama artístico del Archipiélago?
No estoy al tanto. Prefiero los talleres a los panoramas. No, en serio. Sí, trato de mirar, ver todo lo que se hace. Desgraciadamente, en Canarias, como en el resto del mundo, prima la imitación. Muchos creen que si no produces arte (producir arte es una expresión absurda) estandarizado, homologable al que se pueda ver en cualquier museo de arte contemporáneo de una gran ciudad lejana, no serían nada. Y precisamente, si no son nada es por querer parecerse a lo que ahora creen que se lleva. Te podría escribir un precioso y sucinto “Manual del correcto artista contemporáneo” y mañana serías confundida con uno de ellos. Pero no querrías eso para ti.
Dicho esto, admiro a un puñadito de poderosos alpispas canarios. Para ser tan pocos y tan aislados los isleños, asombra la cantidad de creadores de talento que habita estas islas.

Fotografía de Jacobo Barrera
Estamos creando una biblioteca de sugerencias para nuestros lectores, ¿qué libro no puede faltar en la estantería de Tertulia y Arte?
Nombrar uno es difícil, pero como nadie se limitará a leer uno solo, la responsabilidad será menor. Entrelazamientos, de Luis Junco (ed. La Discreta, 2016) fue un libro sorprendente para mí. Un primer y breve capítulo dedicado a la inescrutable física cuántica, abre paso a una serie de historias entrelazadas, transcurridas en las islas en diferentes tiempos y dimensiones. Reales, desentrañadas tras arduo trabajo de campo y de biblioteca y archivos por parte de su autor, son historias que reencantan nuestro espacio, lo repueblan de glamour, de vida.
Poco después de leer el libro, asistimos a una conferencia que dio su autor en el Museo Pérez Galdós sobre los mundos paralelos y la física cuántica, un tema del que habitualmente se dice, con razón, que si crees entender algo, es que no entiendes nada (en cambio, si crees no entender nada, casi seguro que aciertes), pero en ese par de horas creímos verlo. Por una noche lo comprendimos todo. Salimos de allí iluminados por la claridad del sabio profesor Junco (que pronto se convirtió en amigo) y por lo mágico de las ideas que nos contó. Un libro preñado de vida y de historias por expandir. De hecho, acaba Luis de publicar una segunda parte: Nuevos Entrelazamientos (ed. La Discreta, 2020).
Ya conocemos parte de tu pasado y de tu presente. Es el turno de una pregunta que no es fácil de contestar: ¿Cómo proyectas o visualizas tu futuro?
Cierto, es difícil contestar. Me veo viejo y guarro, currante y parlanchín. No, no me veo así. Desearía acabar así. Lo intentaré. ¿Sabes?, mi mayor inconveniente es también mi ventaja: amo el oficio y la creación. Mientras pueda hacerlo, seré medianamente infeliz. Poder hacerlo significa lograr lanzar lazos que sigan enraizando en otras personas. Si no fuera así, no tendría sentido. No soy de los que cree que seguiría pintando si fuera el único hombre vivo sobre la tierra como Charlton Heston, no. Disfruto la soledad del estudio, pero sabedor de que hay vida feliz afuera. Durante la primera semana del estricto confinamiento de marzo, no fui capaz de entregarme al oficio, mucho menos a la creación. En nuestras cabezas era el fin del mundo, la desdicha perpetua, tan acostumbrados estamos en el primer mundo a que no pase nada grave nunca. Fui entrando, poco a poco. Y finalmente, fueron meses fértiles, agridulces, extraños, inolvidables.

Fotografía de Jacobo Barrera
La artística, como cualquier carrera profesional, además de formación y talento, requiere de apoyos para poder desarrollarse. Nos gustaría saber quiénes han sido tus apoyos tanto personales como profesionales.
Mi mayor mito y diosa mayor en mi vida como pintor es Laika, mi vieja perra muerta en noviembre de 2020, que saqué de la perrera en enero de 2004 para acompañar a mi viejo perro Sergio. Aquel verano maravilloso en el que se me cerraban unas heridas para abrírseme otras. Estos dos bichos deliciosos fueron mis compañeros de vida y me hice pintor mientras ellos envejecían hasta sus casi 18 años. Un tiempo de transformación; ellos también son mi biografía. Mi otro gran apoyo continuo y diosa suplente es, claro, Ana Lola. Pero si cada día tengo más energía y estímulo para seguir embarrado, es por esas personas extrañas que se apuntan a lo que crío. Algunos buenos amigos he descubierto entre ellos, palabras mayores.
Para despedirnos solo nos queda darte las gracias por dedicarnos este ratito. Gracias por dejarnos descubrir todo el trabajo que esconden tus obras y mucho ánimo con tus próximos proyectos.
Gracias a ti, Nira.
Currículum
Exposiciones individuales
2018
- Su de Ellas. Centro de Arte La Recova. Santa Cruz de Tenerife
2017
- De Homine Ovíparo. Galería de Arte Magda Lázaro. Santa Cruz de Tenerife
- Fantasía y Fuga del Jardín del Edén. Hotel Suites 1478 (instalación permanente). Las Palmas de Gran Canaria
2016
- Su de Ellas. Centro de Artes Plásticas Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria
2014
- Tramas del Más Acá. Galería de Arte de La Molina. Las Palmas de Gran Canaria
Premios
18º Premio Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria: seleccionado en el Museo Néstor, 2011
17º Premio Ciudad de Las Palmas: seleccionado en Casas Consistoriales, 2010
Primer Premio Conscurso Soslaire, San Mateo, 2010
Premio A&M Edita, XIV Concurso Pintura Rápida de Mesa y López, 2009
Para más información sobre este artista visiten: pedrolezcanojaen.blogspot.com