Fotografía de Concetta Rizza

Román

Hernández González

Nombre y Apellidos: Román Hernández González
Nacimiento: Los Realejos, 1963
Categoría: Artista plástico, comisario, gestor cultural (desde 2018 dirige el Espacio Cultural Desván Blanco)
Formación:

Doctorado en Bellas Artes y Profesor Titular de Escultura en la ULL

Colaboradora: Nira Cabrera
Fecha de la publicación: 04/11/2021

Hoy nos acompaña en nuestra mesa de tertulias el escultor, profesor de escultura y proyectos expositivos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna, comisario y gestor cultural Román Hernández González (Los Realejos, Tenerife, 1963). Desde el año 2018 dirige el Espacio Cultural Desván Blanco, situado en Santa Cruz de Tenerife.

Lo primero, bienvenido a nuestra pequeña tertulia. Tras la presentación inicial es el turno de las preguntas. Allá va la primera: ¿Cómo fueron tus inicios profesionales?

Muchas gracias, un placer atenderles. Empecé de forma autodidacta a pintar paisajes a los doce o trece años, creo, pero con el tiempo y mi formación a través de la copia y las fotografías comprendí que no era suficiente. Hoy sigo vinculado al paisaje, no de forma objetiva, más bien de forma abstracta, poética. El acercamiento al paisaje se define a través de la observación atenta del entorno, en todos sus detalles y cuando digo entorno me refiero no solo al paisaje, también a la arquitectura, las imágenes religiosas en las iglesias en la infancia, la flora, la fauna, los objetos de uso cotidiano, los objetos de desecho encontrados en el paisaje…. naturales o producidos. Lo bueno y lo malo de todo aquello que nos envuelve. Siempre fui un gran observador y esto influyó para decidir qué quería hacer en mi vida. Un ejemplo de esto que digo es la representación de formas de la naturaleza en mi obra como es el uso del ciprés, lo he pintado, tallado, dibujado, fotografiado, el árbol sagrado, el árbol de la vida que evoca la inmortalidad y la resurrección. El olor, la forma, el verdor de ese árbol me atrajo desde un primer instante a la edad de siete años, durante el entierro de mi abuelo materno en el cementerio de Santa Lastenia en Santa Cruz. Otro ejemplo poderosamente visual en nuestro entorno es la penca, elemento que aparece en mi obra “Armario de luces y sombras” junto a tantos otros objetos y formas. La práctica de la escultura aparece mucho más tarde cuando decido elegir la especialidad de escultura en la Facultad de Bellas Artes allá por el año 1983. Desde entonces la escultura ha intensificado mi vida. Me interesa todo aquello que tenga que ver con el arte, su práctica, su enseñanza, su desarrollo, etcétera.

En mi proceso creativo, al comenzar mi actividad escultórica, ha sido muy relevante la investigación y mi propia labor docente en la universidad. La obra realizada durante los últimos treinta años ha sido el fruto de investigaciones y reflexiones. Investigaciones que no soolo han resultado fértiles en el ámbito creativo sino también en el de la práctica docente. Esta relación ha sido propiamente una retroalimentación. Quiero decir que mis preocupaciones didácticas han inspirado, al mismo tiempo, buena parte de mi obra. Así ocurrió, por ejemplo, con la serie maniquíes, en la que retomé un antiguo artilugio usado en los talleres y academias como forma sintética del cuerpo humano. Mis maniquíes perdieron su primitiva finalidad pedagógica, al carecer de operatividad física sus articulaciones, y se conviertieron en esculturas que presentan una relación estrecha del volumen entendido como masa y espacio. Mediante esa conjunción espacio-materia he querido expresar, y a la vez conceder importancia, al sentido del crecimiento orgánico y a las uniones mecánico-constructivas cuando me he ocupado de la figura humana.

Siempre estamos representando ideas, conceptos, formas que vemos a nuestro alrededor, como dije antes. Entiendo tal representación en el más amplio sentido del término. No soy restrictivo ni procuro encerrarme bajo prejuicios. La representación nunca es mera reproducción objetiva. Esta incluso será siempre copia parcial e individual, puesto que la realidad nunca es conocida en sí, sino interpretada. La representación no es imitación sino expresión, pues olvidamos con frecuencia que el valor de una obra de arte, como sostenía San Buenaventura, no reside en su semejanza con la realidad sino con la idea que abriga el artista en su interior. Así los propios conceptos, mis propias reflexiones, sensaciones, sentimientos, etc. Aparecen claramente representados a través de mis obras. Por ejemplo, en una de las últimas obras que realicé titulada “Hinnení Vakuum” [heme aquí. Vacío] incorporo una lata de aluminio encontrada en algún lugar del sur de la isla que no recuerdo, un despojo que anduvo de un lado para otro de mi taller hasta que adquiere todo un sentido plástico y poético para mí. No busqué encontré –diría Picasso– Por sus características se convirtió en un elemento hermoso y extraño, perdida toda su utilidad primaria, esa pequeña “porción del paisaje” enlaza perfectamente con mi pensamiento poético en un instante de creación. Ese despojo, forma parte del cuadro, tanto esa forma como el título que adopté para ella responde exactamente a mi estado interior en aquel momento: Hinnení es una palabra hebrea que significa “heme aquí” o “aquí estoy”, muletilla que usaba Abrahán siempre que Dios le llamaba para algo y Vakuum es una palabra rusa que significa vacío, pero la palabra no hace referencia al vacío de algún recipiente sino el vacío que siente uno en su interior en un momento determinado de nuestra vida, digamos en un momento melancólico. La práctica de la escultura se convierte en mi caso, en un acto de fe, un acto formidable de fe que intensifica mi vida porque me permite expresar sentimientos, emociones, frustraciones… Por todo ello decidí dedicarme al arte.

¿En qué medida crees que ha marcado la insularidad tu desarrollo artístico?

La insularidad está unida al concepto mismo de individuo, lo define, es una unidad independiente, el individuo es único… y, por tanto, su expresión creativa, también, en esta tierra o en cualquier otra parte del mundo. Dicho de otra forma: la idea de individuo marcado por el lugar donde nace, crece y se desarrolla se forja desde la propia individualidad, desde su propia particularidad, desde su propia existencia y experiencia en el mundo, en su lugar, desde la libertad de expresión, desde su propio pensamiento creativo que es completamente individual. Con el arte se corrobora el reflejo de la identidad cultural.

No concibo el concepto de artista en alguien que no sea un atento observador, un lector que sea capaz de ver cuanto acontece a su alrededor y, ¡como no!, un lector del contenido que la literatura en general nos aporta. El artista parte siempre de las singularidades de su territorio, ya sea a través del paisaje, de su cultura, de su literatura, etcétera. He vivido y amado el paisaje desde mi más temprana infancia, he disfrutado intensamente nuestro entorno y aún hoy sigo haciéndolo. Suelo pernoctar en diferentes lugares de nuestra geografía para respirar limpiamente, meditar, descansar, etcétera.

¿Cómo nace tu proceso creativo?

A mi juicio para responder a esta pregunta resulta necesario adelantar primero qué entiendo yo por escultura o qué concepto tengo de la misma y después cómo es mi proceso creativo. Entiendo la escultura como una proyección de contenidos mentales sobre la materia. Me mantengo en la posición de quienes conciben el arte como expresión. Además, creo en el arte como actividad intelectual en la que la técnica debe de estar iluminada por el concepto. Al hilo de lo dicho, entiendo la escultura, y el arte en general, como lectura consciente y crítica de la tradición, pues la escultura, el arte, es una reflexión sobre su propia práctica contemporánea e histórica. Tradición y modernidad andan juntas. En este sentido, coincido plenamente con lo que dijo Joseph Beuys: “Tan sólo en el seno de lo viejo es posible crear lo que es nuevo (…), y sólo podremos conseguirlo con los instrumentos del sistema anterior”. 

Volviendo a la pregunta… En el proceso de creación literaria, por ejemplo, es habitual que lo primero que surja sea la idea, una historia. Al autor de una obra narrativa empieza a veces a rondarle una historia por la cabeza, y esa historia, que al principio no es más que una vaga noción, es la que va determinando luego la forma. A veces el personaje (o los personajes) van cambiando fortuitamente, siendo, a su vez, modelados por la forma que ha escogido el autor. En la escultura hay también, digamos, una intervención del azar en la que a veces, el material escogido va dictando una forma específica que obliga al artista a irse desviando de la idea original. La materia, el azar, son términos amplios con connotaciones diversas que, naturalmente, tienen una estrecha relación con la creación escultórica, por lo menos en mi caso. Sin duda el material condiciona de forma sustancial el método de trabajo, los procesos y los procedimientos. No es lo mismo partir de un bloque de piedra, una pella de barro, una chapa de metal o madera manufacturados que partir de un objeto encontrado. En el ready-made, por ejemplo, el azar juega un papel importantísimo, pues podríamos decir que el azar se anticipa a la idea. Henry Moore, señaló «tengo una idea o se me ocurre una idea, y entonces encuentro el material para hacer la escultura, y para llevar a cabo estas ideas […] haré varias maquetas no más grandes que una mano». Moore daba forma a la idea y después buscaba el material más apropiado al que aplicaba las técnicas de elaboración adecuadas, siempre desde el conocimiento de las posibilidades expresivas que la propia materia es capaz de desvelar. Cuando la idea surge a partir del objet trouvé o readymade –que también ocurre—, hay en su mayor parte una modificación del objeto, aunque no hasta el extremo de hacerlo irreconocible. La modificación del objeto encontrado para someterlo a nuestra idea conlleva procesos de elaboración y la aplicación de procedimientos específicos y completamente distintos a la forma de operar de Moore. Por ello, el objeto creado finalmente será, además de un objeto encontrado, un objeto intervenido, modificado, interpretado, adaptado a las necesidades comunicativas del autor, con una carga expresiva tan importante como la que puede tener cualquier obra realizada con otros procesos, ya sea una talla en madera o un modelado… Pueden ser infinitos, todo depende de la cantidad de materiales de los que se puede disponer y de la capacidad creativa del escultor.

En ocasiones el azar actúa –o mejor dicho, dejamos que actúe— sobre nuestra conciencia. Ocurre que una forma determinada de un material determinado acaba por formar parte de la obra preconcebida, que hemos ideado previamente debido al interés que depositamos en ella. A medida que voy trabajando, la idea original permanece, pero no sabes, en ocasiones, cómo acabará en todo detalle. Así me ocurrió, por ejemplo, con “Armario de luces y sombras”, que dio pie a todo un repertorio de objetos guardados en la memoria y, sorprendentemente, dio cabida también a aquellos otros que permanecían en el olvido; como dice el poeta Antonio Gamoneda: «La memoria también está hecha de olvidos». Si el azar no me hubiese hecho tropezar una noche, paseando por Santa Cruz, con los restos de un armario desmantelado y tirado a la basura, posiblemente mi “Armario de luces y sombras” no hubiera visto la luz, y tampoco todo lo que en él se guarda. Aquel mueble que tanto significó en mi infancia y adolescencia, había permanecido hasta ese momento en el olvido. Como diría John Berger: «Lo incorpóreo se hace corpóreo. La necesidad es la condición de lo existente», y lo que hasta ese momento parecía sepultado en el olvido, se hizo visible. Tan solo precisaba de un estímulo para emerger.

Cabe señalar aquí también que, en el hecho artístico, el que concedamos importancia al azar no contradice los conceptos fundamentales del lenguaje escultórico: la composición de las formas en el espacio, su organización interna, su equilibrio, su orden. Como bien señala Gamoneda en su obra El cuerpo de los símbolos, la composición es «la madre del cordero (estético)». Sin ella no tendríamos, por ejemplo, pieza musical que agradara a los sentidos. El equilibrio, la proporción y la simetría, más que igualdad, en el sentido de relación de las partes en un todo, ¿no producen acaso un placer estético que nos seduce y atrae? Incluso en la poesía entendida como «objeto de arte» (Gamoneda en la citada obra) también se da un orden compositivo cuya materia es el lenguaje, el lenguaje ordenado.

También ocurre que en mis procesos de trabajo, en ocasiones, no ha existido ni siquiera un boceto ni ha intervenido el azar, a veces han sido tan solo la idea, la palabra pensada y escrita las que han puesto en movimiento la máquina para realizar una obra determinada. Por eso, muchas veces mi fuente de inspiración no está en la observación de la naturaleza –aunque también como he dicho—, sino en los libros, en las lecturas sobre arte, filosofía, matemáticas, literatura, poesía… «Que nadie se equivoque: Cum libellis loquor ‘Hablo con los libros’”, escribió Plinio el Joven. La lectura es un vicio impune. La lectura se relaciona estrechamente con dos obras tituladas Repisa de la memoria y Repisa del hacedor de libros (2010 y 2011 respectivamente), dos estructuras que admiten múltiples variables en las que los objetos que la forman pueden intercambiarse y moverse libremente. La técnica empleada aquí es la construcción directa, el ensamblaje, que permite, como digo, continuas variables hasta el punto de que se construyen deconstruyendo, atendiendo a esa imperiosa necesidad a la que aludía Jacques Derrida.

¿Hay algún o alguna artista con el/la que te gustaría colaborar actualmente?

Desde hace años llevo colaborando no solo con artistas, también con poetas, escritores y críticos. En los últimos años aún más, después de inaugurar Desván Blanco, Espacio Cultural que dirijo desde diciembre de 2018. La lista de colaboraciones ha sido importante, hecho que me satisface enormemente, pues las aportaciones de cada uno de ellos y ellas, en ocasiones, despiertan mi creatividad y activan mis pensamientos. Por citar algunos escritores y poetas de distintas nacionalidades: Antonio Gamoneda, Gerardo Fuentes, José Bento, Roberto A.  Cabrera, Martha L. Canfield, Rafael-José Díaz, Isidro Hdez, Rocío de la Villa, Jordi Doce, Juan Andrés García Román, Fermín Higuera, Arturo Maccanti, Sabas Martín, Cecilia Domínguez, Bruno Mesa, Sonia Díaz Corrales, Marlenne E. García, Fernando Gómez Aguilera, Luis Antonio Glez, Ana Gorría, Marianela Navarro, Sonia Betancort, Julia Otxoa, Eugenio Padorno, Antonio Puente, Carlos Pinto Grote, José Luis Puerto, Alberto Pizarro, Ramiro Rosón, Márgara Russotto, Lázaro Santana, Sergio Barreto, etcétera. En la próxima temporada 21-22 vuelvo a colaborar con varios artistas y escritores en dos proyectos diferentes en el que participo como artista y comisario. El primero de ellos reúne a Ernesto Valcárcel, Martín y Sicilia, Andrés Delgado, Antonia Bacallado, Augusto Vives, Carlos Bloch, Hugo Pitti, Magda Medina, Manolo Yanes, Paco Rossique, Tomás Oropesa, Óscar Valino, Víctor Ezquerro, Alex Kuznetsov, Augusto Vives, Denis Siniauski y Miguel Rocha. Naturalmente hay muchos más con los que me gustaría colaborar algún día pero todo a su tiempo porque yo disfruto con el arte que ofrecen todos los creadores y creadoras. Hace poco escribí el siguiente epigrama: “Déjame sentir el placer de aquello que siento”. Esto no es otra cosa que el arte, el propio y el ajeno.

El artista Román Hernández González trabajando

¿Cuál es tu opinión sobre el frenético ritmo de vida actual y el papel tan importante que juegan las redes sociales en la comunicación?

Es esta una interesante pregunta. Huelga decir que todo está tan mediatizado y controlado que difícilmente queda espacio y tiempo suficiente para moverse por las redes y promocionarse de forma eficaz. Las redes sociales, sin duda alguna, juegan un papel muy importante en la distribución de la información, ya que de manera inmediata llega a cualquier parte del mundo y más aún hoy donde el poder de la imagen es tan potente. Cualquiera libremente desde su móvil puede hacer uso de ellas pero es tanta la información que se vierte que se pierde en el espacio. Hay que ser muy selectivo a la hora de utilizar algunas plataformas y no perder el tiempo.

El frenético ritmo de vida mina nuestra forma de entender el mundo, su evolución, la sociedad, los problemas de la gente y nos distancia hasta el punto de encerrarnos en nosotros mismos para evitar ser dañados. Hay que parar y sentarse a pensar, meditar y disfrutar con todo aquello que nos rodea, de nuestro trabajo, de los amigos, de la familia para acercarnos a eso que llaman “felicidad”.

Ahora los artistas compiten contra personalidades y profesionales de todo tipo para conseguir visibilidad en estos medios, ¿crees que el trabajo colaborativo es una buena estrategia para que las voces de los artistas tengan más fuerza?

Claro, ¿qué ocurre con aquellos artistas que no tienen representante, llámese marchante, curador o galería que mueva su trabajo? Ante este problema la única posibilidad de hacerse ver es utilizar los medios y, sin duda, los espacios alternativos a las galerías y espacios públicos. Por ejemplo los open studio son una buena plataforma para que el público y los coleccionistas puedan acceder a tantos y tantas artistas que trabajan y con escasas posibilidades de exponer en centros oficiales donde no pocas veces ocurre que los criterios de selección de los proyectos no son transparentes. ¿Cómo es posible que ante la presentación de un proyecto expositivo en un espacio público, este no conteste? Las redes aquí pueden cumplir un buen papel. Las galerías privadas no pueden dar cabida a todos los artistas que existen, tienen sus propias líneas y criterios para seleccionar a quien exponen, algo que es lícito. Por ello digo que los espacios alternativos a las galerías de arte y espacios públicos son más que nunca necesarios. Si se trata de proyectos en colaboración, de interés y calidad, pues hay que moverlos, proponerlos aquí o fuera de aquí.

¿Cómo ves el panorama artístico del Archipiélago?

Lo importante es que en Canarias nunca ha faltado talento artístico en mujeres y hombres, profesores y profesoras que se han dedicado a la práctica y la enseñanza artística. Los ha habido siempre y nada tenemos que envidiar a lo que viene de fuera. Otra cosa es que hayan sido reconocidos como se debe por parte de la “oficialidad”. Aquí cabe otra pregunta: ¿están presentes todos y todas los que son en los centros de arte públicos? La respuesta es que no y eso se debe a quienes ostentan cargos durante muchos años. Lo saludable sería la renovación continua de las comisiones de selección y compra de obras. Ocurre que aquí tu obra no es reconocida, por ejemplo, y acaba formando parte de colecciones y museos fuera de Canarias.

Lo más interesante del panorama artístico canario es la cantidad de artistas que trabajan y muy bien contra la adversidad sea pública o privada, siempre hay lugares donde darse a conocer. Quien quiera visualizar sus trabajos tan solo debe de estar atento a la información que corre por las redes y otros medios. Si no tienes un representante, marchante, galería… puedes vender tus obras y no hace falta un intermediario con el coste que para el artista supone (40%, 50 %….). Evidentemente si tratas con prestigiosas galerías que mueven tu obra y venden, pues mejor. Tiene su coste que en ocasiones superan esas cifras, pero es evidente que compensa.

Estamos creando una biblioteca de sugerencias para nuestros lectores, ¿qué libro no puede faltar en la estantería de Tertulia y Arte?

La lista sería enorme: Epistolario, de Pedro García Cabrera; Obra escogida, de Luis Feria; El sepulcro vacío, de Cecilia Domínguez; Vivir sobre la vida, de Arturo Maccanti; Argumentos en busca de autor, de Bruno Mesa; El tejedor y la pensada, de Eugenio Padorno; Antes de amanecer, de Isaac de Vega; Yo, a mi cuerpo, de Domingo Rivero; Aguatinta, de Lázaro Santana; Crimen, de Agustín Espinosa; por citar tan solo unos pocos de una larga lista.

Ya conocemos parte de tu pasado y de tu presente. Es el turno de una pregunta que no es fácil de contestar: ¿Cómo proyectas o visualizas tu futuro?

No soy adivino pero sí puedo adelantar que proyecto mi futuro a corto, y espero muy largo plazo, con la misma ilusión e intensidad que lo he hecho desde hace más de treinta años. Me refiero lógicamente a la actividad artística. Como mis maestros están ahí afuera en la naturaleza, en los museos del mundo, en el arte antiguo y contemporáneo, en la literatura, en la poesía, en la filosofía… me seguiré nutriendo de ellos. La lectura atenta de pasajes y obras de la antigüedad me ha enseñando a depender más de mi propia conciencia que de juicios ajenos, con demasiada frecuencia fortuitos. La necesidad imperiosa de crear no pasa por el aro del discurso ajeno, como decía Ernst Jünger: «El mejor juicio es el que dicta el Tiempo». La historia está para aprender de ella, no para despreciarla, y en esto les insisto mucho a mis alumnos en la universidad cuando les oigo decir con cierta frecuencia –supongo que contaminados por ciertos círculos académicos– que esta o aquella manifestación plástica no dice nada, está caduca. El legado de la cultura, del pensamiento humano traducido a la poesía, al arte, a las matemáticas, a la filosofía, si no se aborda con esmero, con cierta capacidad crítica y de análisis, y sobre todo con intención de aprender, difícilmente podrá permitirnos afrontar el hecho creativo con autenticidad. Por eso, insisto una y otra vez a mis alumnos, cada vez menos «leídos», que la lectura dell´antico es fundamental para abarcar las problemáticas y pensamientos del presente. Todo lo que es el arte actual tiene su origen en la antigüedad. No podemos entender el arte de hoy si no tenemos conocimiento de cómo se gestó y evolucionó el arte del pasado. Pienso que el conocimiento de las cosas es lo que te da la libertad y te permite crear siendo original y «auténtico».

Para terminar, insisto en lo dicho antes, el hecho artístico intensifica mi vida. Por ese razonamiento que, considero lógico, no le resultará extraño que escribiera en mi cuaderno: «Es la escultura lo que ahora necesito para vaciarme de pensamientos. ¡Ah, la necesito para reflejarme, para descargarme de obscenidad y esperanza!» (2011). Por tanto seguiré trabajando en mi taller y organizando exposiciones como comisario de proyectos en los que invito a participar a otros creadores y creadoras. Atentos a la oferta de la próxima temporada en Desván Blanco.

El escultor Román Hernández González trabajando en una obra

La artística, como cualquier carrera profesional, además de formación y talento, requiere de apoyos para poder desarrollarse. Nos gustaría saber quiénes han sido tus apoyos tanto personales como profesionales.

Los primeros apoyos han venido por parte de mis padres. A la edad de doce años, creo, mi madre me regaló la primera caja de óleos y más tarde el primer caballete para pintar que aún conservo. A medida que iba recorriendo los estudios de secundaria (antigua EGB) y bachillerato (antiguo BUP), vieron como mis deseos en torno a la actividad artística se iban consolidando. Al acabar el bachillerato, el COU (curso de orientación universitaria) y la selectividad vino la gran pregunta de mis padres: «Y ahora, ¿qué vas a estudiar?». Ellos tenían la esperanza, al menos mi padre, de que la respuesta fuese derecho, medicina… y ante su tímida insistencia la respuesta fue: “Sí, claro, ¿y por qué no estudio para cura o guardia civil? Si no es Bellas Artes, no habrá carrera”. Los ojos parecieron saltarse de las órbitas de mi padre quien respondió: ¡Bueno, bueno, lo que tú quieras!». Respetaron mi decisión y el apoyo ha sido continuo hasta la fecha. Prácticamente asisten a todas las exposiciones que organizo, participo o actúo como comisario y desde que inauguramos Desván Blanco a todos los actos. Mi hija también ha sido un apoyo fundamental y me ha acompañado siempre. Estoy muy agradecido, ¡cómo no!, a tantos amigos y colegas que dentro y fuera de Canarias me han ayudado a exponer mis obras, organizado conferencias, etcétera. Los apoyos personales, más allá de las amistades y la familia, han sido también los numerosos críticos, poetas y escritores que se han sumado a mis proyectos de forma desinteresada. Me remito a la lista que di anteriormente, con muchos de ellos, mantengo una relación de estrecha amistad y con otros hasta su fallecimiento como es el caso de Arturo Maccanti, Carlos Pinto Grote o el poeta portugués José Bento. Tuve muy buenos profesores en la Universidad durante mi formación con los que acabé entablando una gran amistad como fue el caso de los profesores Juan Delgado de escultura y Rafael Delgado de anatomía, ambos fallecidos. También mi agradecimiento y reconocimiento al profesor y colega Miguel Ángel Martín, que dirigió mis estudios de doctorado hasta la finalización y presentación de mi tesis doctoral. Reconocimiento y gratitud debo también a los gestores y coleccionistas que adquirieron mis obras, ya sea a través de una galería, un museo o de forma directa.

Para despedirnos solo nos queda darte las gracias por dedicarnos este ratito. Gracias por dejarnos descubrir todo el trabajo que esconden tus obras y mucho ánimo con tus próximos proyectos. Hasta la próxima tertulia.

Ha sido un placer contestar a vuestras preguntas. Aprovecho la ocasión para invitarles a participar en las próximas exposiciones y actos que se llevarán a cabo en Desván Blanco la temporada 21-22 que iniciamos con una sugerente muestra titulada Modos de escucha, un diálogo entre mis obras y las del artista plástico y audiovisual Paco Rossique el pasado mes de septiembre.

Últimas exposiciones

2021

  • Modos de escucha (Paco Rossique-Román Hernández), Desván Blanco. Espacio Cultural, Santa Cruz de Tenerife

2016

  • ¡Silencio! Suena el alma . TEA, Espacio de arte La casa de piedra, Garachico, Tenerife

2019

  • Blanco silencio devino en luz. S/t Espacio Cultural, Las Palmas de Gran Canaria.

2015

  • Cuestiones ineludibles: una poética del silencio. Antiguo Convento de Santo Domingo, San Cristóbal de La Laguna
  • Cuestiones ineludibles: una poética del silencio. Galería de Arte Brozo, Santa Cruz de Tenerife

Comisariados

2021

  • El espacio: elemento estructural del volumen. A propósito de las obras de los estudiantes de Escultura II del Grado de Bellas Artes de la Facultad de Bellas Artes ULL. Desván Blanco. Espacio Cultural, Santa Cruz de Tenerife, Colabora Facultad de Bellas Artes ULL

2019

  • Diálogos entre la palabra y las artes plásticas ¿Libro/objeto/objeto-libro?. Desván Blanco. Espacio Cultural, Santa Cruz de Tenerife
  • Tierras & mar (Denis Siniauski). Desván Blanco. Espacio Cultural, Santa Cruz de Tenerife
  • Poéticas de la mirada, el tacto y el olfato. Libros de artista-objeto. S/t Espacio Cultural, Las Palmas de Gran Canaria
  • Poéticas de la mirada, el tacto y el olfato. Libros de artista-objeto. Desván Blanco. Espacio Cultural, Santa Cruz de Tenerife

Colecciones

 

  • Colección Mortimer Rare Book Room (Smith College Museum of Art, Massachussets, USA)

 

  • Biblioteca Nacional de España, Madrid

 

  • Centro Studi J. E. Eielson (Florencia, Italia)

 

  • Museo de Esculturas al aire libre de Leganés (Colección Museo Nacional de Arte Reina Sofía/Museo del Prado/Ayto. de Leganés)

 

  • Colección de libros de autor de la Biblioteca Nacional de Florencia (Italia)

 

  • Fundación César Manrique (Lanzarote)