Colaboradora: Casandra González
Fecha de la publicación: 27/12/2021

Hoy tenemos una cita con Sergio Barreto (Tenerife, 1984). Publicó en el año 2011 su primer poemario titulado Los centinelas. Entre 2014 y 2015 fue propietario del café cultural Atelier des Fous, en San Cristóbal de La Laguna, donde se llevaron a cabo exposiciones de artistas emergentes, lecturas poéticas, tertulias artísticas, talleres y performances. Ha participado en diversas eventos literarios y culturales y ha recibido diversos premios.

Tras esta breve presentación, y para comenzar con la ronda de preguntas, damos una calurosa bienvenida a nuestra pequeña tertulia a Sergio Barreto. Comenzamos con la primera: ¿Cómo fueron tus inicios como escritor? ¿En qué momento marcó la escritura literaria tu devenir profesional y personal?

Creo que el reino de los juegos del niño se convirtió lentamente en el territorio de la escritura que hoy exploro con más o menos acierto. Por esta razón me resulta difícil establecer un inicio en cuanto al hecho de escribir poemas, relatos e intentos de novela. El caso es que mis primeras publicaciones literarias se remontan al año 2005, en los suplementos culturales de Diario de Avisos y La Opinión de Tenerife; artículos sobre Pablo Neruda, El Quijote, Paul Celan, José María Millares Sall o Dereck Walcott emergieron a la luz antes de que publicara mi primer poemario en 2011, Los Centinelas. 

En cuanto a tu proceso creativo, ¿cómo te enfrentas al papel en blanco? ¿Qué pasos sigues para darle forma a tu obra textual?

No suelo llegar a ese abismo blanco porque, normalmente, ya han girado varias veces las ideas y las palabras en mi cabeza, por lo que el hecho de escribir consiste en decantar un recipiente repleto y luego ordenar todo ese material en forma de objeto literario. Ahí, en esa transformación hacia lo artístico, sí se presentan muchas dificultades debido a la autocrítica, a veces tan abismales como la página blanca, porque de eso se trata, de huir de ese abismo, de que no llegue a desaparecer, mediante sucesivas y obsesivas reescrituras, lo vertido desde la mente. 

¿Crees que la insularidad ha marcado tu hacer literario? 

De adolescente consideraba que vivir en una isla era asfixiante, pero mi infancia se tejió en las franjas intermareales y en las montañas. Exploré numerosos bajíos y montes de esta isla. Esos recuerdos, después de la pelea necesaria del adolescente con su mundo, permanecen en lo profundo de mi mente como joyas, de ahí que hoy contemple la insularidad como una condición profunda, paralela al nacimiento de mi curiosidad. Supongo que esa huella se proyectará en determinados momentos de mi escritura de modo natural. Al menos así me gustaría.

¿Qué opinas sobre la literatura que se gesta en Canarias?  

Se considera que el primer testimonio literario escrito en Canarias son las Endechas a la muerte de Guillén Peraza. Se trata de una increpación a la isla de La Palma, una maldición proferida por un anónimo a una isla en la que ha muerto un joven caballero castellano. Desde esa complejidad identitaria se extiende una forma de entender el paisaje, el pensamiento y la expresión artística que ya en el siglo XX da un giro copernicano gracias a las vanguardias canarias, con especial atención al surrealismo, que lo permeó todo hasta la llegada de los asesinos en 1936. Hoy, gracias a las brisas de crucero de la democracia, a la acción del feminismo y a la labor de activistas culturales, gozamos de buena salud creativa, aunque hay ciertas carencias historiográficas con respecto a la literatura publicada en Canarias en los últimos cuarenta años que deben solventarse. 

Tomando como punto de partida tu experiencia personal, ¿qué ventajas y desventajas observas a la hora de publicar en Canarias?

Carezco de conocimientos suficientes sobre el mundo de la edición y la publicación en Canarias como para ofrecer una respuesta sensata. Intuyo que son numerosos los obstáculos a los que se enfrenta el mundo de la edición y la publicación aquí. Incompatibilidades administrativas para acceder a subvenciones concretas, torpe distribución, ausencia de mercado económicamente competitivo, imposibilidad de contratar equipos de diseño, corrección y publicidad,  nula o muy superficial repercusión mediática… por no decir que en muchas librerías el espacio destinado a la literatura publicada en las islas suele ocupar un rincón más o menos oculto. Salvo estas gruesas pinceladas, la aventura de publicar un libro en Canarias se asemeja, más que en cualquier otro territorio, a lanzar al mar una botella con un mensaje en su interior. 

¿Qué opinas sobre el frenético ritmo de vida actual y el papel tan importante que juegan las redes sociales en la comunicación? ¿Y en relación con la literatura?

Me divierte mucho buscar información en internet. La información nunca había estado tan conectada. Y el crecimiento de esos vínculos es exponencial, por lo que desde el presente nos enfrentamos al nacimiento de las redes sociales, ni siquiera estamos viviendo su expansión o su decadencia. No tenemos ni idea de cómo estarán configuradas las telecomunicaciones en veinte años, así que mi opinión será epocal y sin rigor histórico alguno: creo que las redes sociales alimentan en exceso el narcisismo, la anécdota y la vacuidad. Esto afecta al mundo de la literatura, pues las redes sociales sirven de semillero para el desarrollo de talentos literarios cuya escritura se deja atrapar por lo vacuo, lo anecdótico y lo autorreferencial, ya que la repercusión en esos medios se interpreta como excelencia, se construye como tal y se canoniza llegando auténticas estupideces a convertirse en obras de referencia, lo cual es propio de la industria del espectáculo.    

Si tuvieras la oportunidad, ¿con qué autor/a te gustaría colaborar hoy por hoy? ¿Por qué?

Sería un placer construir un libro objeto con el artista plástico Juan Gopar. Porque la imaginación de este autor de Lanzarote es de una libertad centelleante. Su capacidad para romper los límites entre escultura, pintura e instalación lo sitúan en la línea de vanguardia donde el objeto artístico opera como un monograma capaz de desconcertar y hechizar del mismo modo que el encuentro casual de un trozo de madera en la orilla de una playa. 

Estamos creando una colección artística para nuestros lectores. ¿Qué obra artística canaria no puede faltar en la colección de Tertulia y Arte? ¿Por qué?

Cualquier cabaña efímera de Juan Gopar. Porque es un artista cuya obra solo puede existir gracias a la principal condición de contorno de una isla: el mar y la tierra. 

La carrera literaria, como cualquier carrera profesional, requiere ciertos apoyos para poder alzar el vuelo. Nos gustaría saber quiénes te han apoyado o cuáles han sido tus apoyos a lo largo de tu trayectoria literaria.

El Ateneo de La Laguna fue mi refugio entre los diecisiete y los veinticinco años. Allí conocí a muchas personas vinculadas con el arte, la literatura, el pensamiento de izquierda y de derecha… Eso derivó en amistad. Supongo que facilitar un nombre sería agraviar a otro nombre, así que me remito a afirmar que esa institución, bajo el signo de la diosa de la sabiduría, fue el punto de apoyo mediante el que comencé a mover mi mundo literario. La palanca la construí por mi cuenta, ferozmente obsesionado, sacrificando más de lo prudente. 

De los proyectos que has realizado o en los que has participado, ¿cuál merece una mención especial? ¿Por qué? ¿Tienes algún proyecto en camino?

Actualmente soy curador de las Dinámicas literarias que tienen lugar en TEA (Tenerife Espacio de las Artes), donde desarrollamos lecturas poéticas, presentaciones de libros y una tertulia. Además, pronto verá la luz un nuevo libro La diosa de los eunucos, un conjunto de relatos que me han servido para dejar de ser una persona y convertirme en todos los personajes que pululan por esas páginas.  

Finalmente, y para despedirnos, solo nos queda darte las gracias por dedicarnos este ratito. Ha sido un placer descubrir un poco más de ti y de tu hacer literario. Te deseamos mucha suerte en tus futuros proyectos. Hasta la próxima tertulia.

Muchas gracias.